El Santo Padre abrió la ceremonia con estas palabras: “Señor Dios, uno y trino, comunidad estupenda de amor infinito, enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, en donde todo nos habla de ti”. Y pidió: “Despierta nuestra alabanza y gratitud por cada ser que has creado. Danos la gracia de sentirnos íntimanente unidos con todo lo que existe”.
Francisco también hizo un llamado para que "los patrones del poder y del dinero no caigan en el pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles y cuiden este mundo en el cual vivimos”.
Tras recordar que los pobres y la tierra están gritando, Francisco dijo: “Señor, tómanos con tu poder y tu luz, para proteger cada vida, para preparar un futuro mejor, para que venga tu reino de justicia, de paz, de amor y de belleza”.
Poco después de las palabras del obispo de Roma, según consignó Zenit, una lectora recitó la oración Laudato si', escrita por san Francisco de Asís, alabando el agua, los astros y lo creado, mientras se escuchaba de fondo una música de arpa.
Después de la proclamación del Evangelio según San Mateo, el padre Raniero Cantalamessa OFMCap., predicador de la Casa Pontificia, pronunció una homilía en la que explicó cómo la fe en un Dios Creador y en el hombre hecho a imagen de Dios no es “una amenaza”, sino más bien “una garantía para la Creación, y la más fuerte de todas”.
En sus palabras, fray Cantalamessa añadió que “el hombre no es el dueño absoluto de las demás criaturas; tiene que rendir cuentas de lo que ha recibido", e insistió: “La tierra es el talento que hemos recibido todos juntos y del que tenemos que rendir cuentas”.
El predicador pontificio señaló que las palabras de Jesús están dirigidas también al hombre de hoy. En referencia a los dichos del Señor, que invita a preocuparse por quienes vendrán en el futuro, el padre cantalamessa sostuvo que el Evangelio "nos quiere desapegados de los bienes terrenales, pero cuando se trata del prójimo ni siquiera quiere oír hablar de desinterés y de vivir al día”.
“Nadie puede servir seriamente a la causa del cuidado de la Creación si no tiene el coraje de señalar con el dedo a la acumulación exagerada de la riqueza en manos de unos pocos y en contra del dinero que es la medida”, subrayó en su meditación.
Con esta primera jornada celebrada el martes 1° de septiembre, Francisco recibe con beneplácito la iniciativa del Patriarcado ecuménico, que desde 1989 reza cada año por el medioambiente. El Pontífice recordó, una vez más que como cristianos, “queremos ofrecer nuestra contribución para superar la crisis ecológica que está viviendo la humanidad”, y para ello consideró necesario "extraer de nuestro rico patrimonio espiritual las motivaciones que alimentan la pasión por el cuidado de la Creación".+
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