En la conferencia de prensa que se desarrolló en la curia arzobispal de Managua, el purpurado nicaragüense precisó que monseñor Báez se irá a Roma al final de las celebraciones de la Semana Santa.
Mons. Báez se apoyó del texto de la Biblia, de los Hechos de los Apóstoles, sobre las palabras que pronunció San Pablo a los presbíteros de Éfeso. De allí explicó en tres puntos la situación. En primer lugar, explicó, que él no pidió salir de Nicaragua.
“Quiero dejar claro que mi corazón ha estado siempre aquí en mi tierra en mi patria y en medio de mi pueblo y mi corazón de pastor seguirá aquí en Nicaragua. Yo no he pedido salir, he sido llamado por el Santo Padre, fui a Roma y me recibió de una manera muy afectuosa, muy fraterna, con un gran interés por mi ministerio y por mi vida, y también por la situación de Nicaragua. Me escuchó con muchísima atención”, indicó.
“Les manifiesto a ustedes con toda sinceridad, lo mismo que le dije al Santo Padre: En este momento experimento un gran dolor en mi corazón, un gran dolor de no poder estar físicamente en medio de mi amado pueblo nicaragüense, especialmente del Pueblo Santo fiel de Dios, para anunciarle con mi voz el Evangelio y para ofrecerle a través de la cercanía pastoral una palabra de consuelo y de profecía. Así como Pablo se echó a llorar con los presbíteros de Éfeso, también yo he llorado”, agregó.
El prelado dijo que “esta decisión del Papa la acepto y asumo con plena obediencia amorosa” y reconoció que la ha hecho llorar a su corazón al recordar el cariño, la confianza, la cercanía del pueblo nicaragüense, el apoyo, las oraciones de “nuestra gente, de los campesinos, las madres de las víctimas de la represión, los jóvenes perseguidos y sufridos y a quienes están en las cárceles”.
“Tengo una paz profunda que es una gracia especial del Señor, una gracia que da el Señor, a quien durante diez años ha hecho solo lo que tenía que hacer… No he hecho otra cosa que servir a Jesús y al Evangelio”, sostuvo.
El prelado recordó una anécdota de ese encuentro: le refirió al Papa que muchas veces le pidió a Jesús que le ayudara a poder hacer algo por el Santo Padre, viendo tantos problemas que afronta el pontífice, con colaboradores que le fallan. El Papa sonriendo le dijo: “El Señor te cogió la palabra porque ahora me vas a tener que ayudar. Nos dimos un abrazo sonriendo, ésta es la obediencia de la Iglesia”.
Ante las preguntas de los periodistas sobre esta decisión del pontífice, monseñor Báez insistió en recordar la frase que le dijo el Santo Padre continuamente: “Me interesa tenerte conmigo acá, en este momento te necesito”.+
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