El Santo Padre comenzó su discurso recordando el Evangelio de Juan que resume la misión de Jesucristo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” y señaló que el Hijo de Dios se hizo hombre “para indicar a todos los seres humanos el camino de la realización de su humanidad, de conformidad con el carácter único e irrepetible de cada uno”.
Pero “desafortunadamente, el mundo actual se caracteriza tristemente por situaciones que dificultan el cumplimiento de esta misión”. “Nuestra época ha sido testigo de un incremento del individualismo y el egocentrismo, actitudes que tienden a considerar a los demás desde una perspectiva puramente utilitaria, atribuyéndoles un valor que se determina según criterios de conveniencia y beneficio personal”, indicó a Francisco citando las Orientaciones pastorales sobre la trata de seres humanos.
En efecto explicó el Papa “la trata de seres humanos es una de las manifestaciones más dramáticas de la mercantilización del otro, una llaga profunda en la humanidad de quienes la padecen y de quienes la llevan a cabo. Desfigura la humanidad de la víctima, ofendiendo su libertad y su dignidad. Pero, al mismo tiempo, deshumaniza a quienes la llevan a cabo, negándoles el acceso a la ‘vida en abundancia’. La trata, daña gravemente a la humanidad en su conjunto, destrozando a la familia humana y al Cuerpo de Cristo”.
El Papa subrayó que, en efecto, “constituye una violación injustificable de la libertad y la dignidad de las víctimas, dimensiones constitutivas del ser humano deseado y creado por Dios, por lo que debe considerarse un crimen de lesa humanidad”.
Por otra parte los que “se manchan con este crimen”, añadió el pontífice, “causan daños no solo a los demás, sino también a ellos mismos” y explicó que “en la relación que establecemos con los demás, nos jugamos nuestra humanidad, acercándonos o alejándonos del modelo de ser humano deseado por Dios Padre y revelado en el Hijo encarnado. Por lo tanto, toda elección contraria a la realización del proyecto de Dios sobre nosotros es una traición a nuestra humanidad y una renuncia a la “vida en abundancia” ofrecida por Jesucristo. Es bajar los peldaños de la escalera, volverse animales.
Por este motivo el Santo Padre animó a “todas las acciones que se proponen restaurar y promover nuestra humanidad y la de los demás están en línea con la misión de la Iglesia, como una continuación de la misión salvadora de Jesucristo. Y esta acción misionera es evidente en la lucha contra todas las formas de trata y en el compromiso encaminado a la redención de los sobrevivientes; una lucha y un compromiso que también tienen efectos beneficiosos en nuestra propia humanidad, abriendo el camino a la plenitud de la vida, el fin último de nuestra existencia”.
En esta líneas el papa Francisco agradeció la presencia de los participantes en la Conferencia Internacional sobre la trata de seres humanos ya que “es un signo tangible del compromiso que muchas iglesias locales han asumido generosamente en este campo pastoral. Son dignas de admiración las numerosas iniciativas que desarrollan en la línea del frente para prevenir el tráfico, proteger a los sobrevivientes y perseguir a los culpables. Siento que debo expresar un agradecimiento especial a las numerosas congregaciones religiosas que obran y continúan obrando, -también en red, entre ellas- como vanguardias de la acción misionera de la Iglesia contra todas las formas de trata”, expresó el pontífice.
Señalando que “aún queda mucho por hacer”, ya que se trata de “un fenómeno tan complejo como oscuro”, y es esencial asegurar la coordinación de las diversas iniciativas pastorales, tanto a nivel local como internacional. Las estructuras de las Iglesias locales, las congregaciones religiosas y las organizaciones católicas están llamadas a compartir experiencias y conocimientos y a unir sus fuerzas en una acción sinérgica que concierna a los países de origen, tránsito y destino de las personas objeto de trata, dijo Francisco.
Por otra parte dijo el Papa que es necesario, -para que su acción sea más adecuada y eficaz- “recurrir a la ayuda de otros actores políticos y sociales. La estipulación de colaboraciones estructuradas con instituciones y otras organizaciones de la sociedad civil garantizará resultados más incisivos y duraderos”.
El Santo Padre concluyó sus palabras invocando la intercesión de Santa Josefina Bakhita, reducida a la esclavitud de niña, vendida y comprada, pero luego liberada y ‘florecida’ en plenitud como hija de Dios. Francisco les aseguró su oración y “abundantes bendiciones para todos vosotros y para aquellos que están comprometidos en la lucha contra la trata”. +
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