Cruz del Eje (Córdoba) (AICA): El padre Carlos Bazara es un sacerdote cordobés, oriundo de Traslasierra donde el padre Brochero desplegó su intensa y ejemplar labor misionera entre los habitantes serranos. Como miembro de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA), una congregación cuya finalidad es la evangelización en África, especialmente la primera evangelización, desde hace cinco años está en la República de Níger, después de haber estado seis en Costa de Marfil, ambas en África Occidental. Con motivo de la beatificación de Brochero, el padre Bazara envió una carta a la diócesis de Cruz del Eje, en la que comparte su experiencia misionera y celebra profundamente este tiempo de gracia viviendo la fiesta de beatificación del Padre Brochero en comunión con toda la Iglesia desde su tierra de misión porque, afirma, “Brochero está en el caracú de mi corazón”. (sigue el texto de la carta).
Con motivo de la beatificación de Brochero, el padre Bazara envió una carta a la diócesis de Cruz del Eje, en la que comparte su experiencia misionera y celebra profundamente este tiempo de gracia viviendo la fiesta de beatificación del Padre Brochero en comunión con toda la Iglesia desde su tierra de misión porque, afirma, “Brochero está en el caracú de mi corazón”.
El siguiente es el texto de la carta del padre Bazara que envió hace unos días y que hizo pública la oficina de prensa de la beatificación:
Carta de un misionero argentino en la República de Tíger
“Faltan días para la beatificación del Cura Gaucho. Mi corazón se retoba por no poder participar de esa fiesta popular y eclesial. Un 14 de septiembre también, hace cinco años, llegaba yo al Níger para continuar anunciando y testimoniando a Jesús en la primera evangelización. El próximo sábado 14 estaré uniéndome a ustedes en mi aldea con mi gente, celebrando la Eucaristía en esta tierra africana y festejando a un apóstol latinoamericano. Allí hablaré del Padre Brochero, y de lo que él significa en mi vida sacerdotal y misionera.
Nací y viví en Mina Clavero hasta los 18 años, y la vida de este santo aparece tímidamente en mi adolescencia cuando participaba de los retiros espirituales en Cura Brochero. Aprendí rápido la oración por su beatificación y la recé fielmente durante añares. Con el tiempo, y en el seminario, la vida de este hombre de Dios fue ganando mi corazón y marcando mi religiosidad. Me impresionaba su fe sólida y su capacidad de inculturarse en medio de nuestra gente. Y en aquel tiempo, que sólo se hablaba de salvación de “las almas”, este cura misionero y profético se preocupaba de la vida íntegra de los serranos.
Al inicio de mi ministerio sacerdotal, en la parroquia del Barrio Comercial, alguien me regaló una foto suya que aparentemente él mismo se la habría dado a un pariente. Esa foto me acompañó cinco años en el barrio Oña, seis años en Costa de Marfil y está ahora en la puerta de mi dormitorio aquí en Níger. Pero no es un amuleto el que llevo, sino el “recuerdo-incentivo” de este gran misionero de las Sierras.
Son dos los “beatos” que viven en el caracú de mi corazón: José Gabriel Brochero y Carlos de Foucauld. El testimonio de los santos es importante para mí porque nos aseguran que la propuesta de Jesús es posible. Que se puede amar desinteresadamente y dar la vida por los demás (cf. Jn 15,13). El Cura Gaucho fue “gaucho” y “santo” porque amó profundamente a la gente del lugar, valorizándola, respetándola y caminando codo a codo con su pueblo.
Siento que la “Comunión de los santos” que rezamos en cada “Credo” se encarna ahora concretamente en la vida de un Santo que nos es tan cercano, por ser “santo”, por ser “argentino”, por ser “nuestro”, porque se donó a “nuestra” gente de Traslasierra. Los santos ya no están ahora lejos físicamente de nuestra historia y geografía, sino que están allí y casi los podemos “tocar”. Los santos te remueven las tripas del amor para mostrarte el único camino de la realización humana: amar a los hermanos y a Dios en sus corazones.
Siento vivamente que los santos te invitan además a buscar un corazón planetario, porque la naturaleza de la Iglesia es ser misionera. Estoy ligado fraternalmente a tres diócesis, la de origen (Cruz del Eje); la de Córdoba, en la que estoy incardinado; y la de Niamey, donde vivo como misionero.
Pienso que esta fiesta nos invita asimismo a desempolvar un signo de los tiempos: con el incentivo de “nuestro” papa Francisco que quiere una Iglesia pobre junto a los pobres, con la beatificación del “tan nuestro” Cura Brochero, nuestra opción debe ser cada día más sincera y más transparente: dejar nuestro mundo para entrar “esencialmente” en el mundo de los más pobres. Esa fue siempre la opción de todos los santos en la vida de la Iglesia. Por eso le pido a Brochero un espíritu misionero “desde lo más profundo del corazón” y una capacidad más grande y auténtica para amar a los pobres y evangelizar con medios pobres.
Como dijo el gran eclesiólogo Congar: “Las alas nos permiten enraizarnos y las raíces volar”, para mí, José Gabriel Brochero es esa raíz y nueva ala en mi vida misionera.
Y no estoy contento por tener una “cuña” allá “Arriba”, sino porque tenemos una bellísima y original estrella brillando en el cielo de Traslasierra, que nos indica el camino del Evangelio. ¡Feliz fiesta a todos!
Padre Carlos Bazzara SMA, Kankani, 24 de agosto de 2013, fiesta de San Bartolomé apóstol.+
Publicar un comentario