La iniciativa comenzó gracias a un grupo de comunicación, “Verse Vis”, de la pastoral juvenil de Flandes. Quince jóvenes trabajaron en ella y, gracias a monseñor Lucas Van Looy, arzobispo de Gante, obtuvieron la entrevista con el pontífice, que se llevó a cabo en la biblioteca del Palacio Apostólico el 31 de marzo.
Los cinco jóvenes que participaron hicieron preguntas en inglés y Francisco respondió en italiano. Es un documento que no tiene desperdicio, sobre todo por la espontaneidad del diálogo. Al principio, el Papa afirmó que siente como “un deber” responder a las inquietudes de los jóvenes.
“Los jóvenes tienen inquietudes, y yo siento como un deber servir a estos jóvenes, porque la inquietud es como un signo. Siento que debo hacer un servicio a lo que es más precioso en este momento, que es la inquietud de los jóvenes”, dijo Francisco al ser consultado por primera vez: “¿Por qué aceptó dialogar con nosotros?”.
Más tarde, hablando sobre los pobres, Francisco dijo: “Este es el alma del Evangelio. Yo creo en Dios y en Jesucristo; para mí, el alma del Evangelio son los pobres. Hace dos meses escuché a una persona que dijo: ‘¡Siempre hablando sobre los pobres; este Papa es un comunista!’. Pero no, esta es una bandera del Evangelio, la pobreza sin ideología: los pobres están en el centro del Evangelio de Jesús”.
“En este momento de la historia -continuó el pontífice-, el hombre ha sido expulsado del centro, se ha deslizado hacia la periferia, y en el centro, por lo menos en este momento, está el poder, está el dinero. En este mundo, los jóvenes son expulsados. Son expulsados los niños, porque se pretenden familias pequeñas, y son expulsados los ancianos”.
“Muchos de ellos mueren por una eutanasia oculta, porque la gente no los cuida”, dijo Francisco, repitiendo una idea ya transmitida semanas atrás a un grupo de docentes y sindicalistas argentinos. Como en aquella ocasión, el Papa mostró su preocupación por el desempleo juvenil: “En Italia, el desempleo de los jóvenes es casi del 50 por ciento. Hemos entrado en una cultura del deshecho, lo que no sirve a esta globalización se deshecha: los ancianos, los niños y los jóvenes”.
Francisco, refiriéndose a su experiencia en Buenos Aires, dijo que se había reunido y que había hablado “con muchos jóvenes políticos”, de derecha y de izquierda, y que estaba “contento, porque hablan con una nueva música, un nuevo estilo de política”.
Al responder a una pregunta sobre el futuro de la humanidad, Francisco dijo: “¿Dónde está Dios y dónde está el hombre? Tú, hombre del siglo XXI, ¿en dónde estás? Y esto me hace pensar: ¿Dónde está Dios? Cuando el hombre se encuentra a sí mismo, busca a Dios, tal vez no logra encontrarlo, pero sigue un camino de honestidad al buscar la verdad, un camino de bondad y de belleza. El camino es largo y algunas personas no encuentran a Dios en sus vidas, pero son verdaderas y honestas consigo mismas, amantes de la belleza, que al final tienen una personalidad capaz del encuentro con Dios, y esto siempre es una gracia”.
Los jóvenes preguntaron a Francisco si se equivoca. Él les respondió sonriendo: “Me he equivocado y me equivoco”.
“Se dice que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra –agregó-. Los errores en mi vida han sido así, grandes maestros de vida. No diría que he aprendido de todos mis errores: de algunos no, también soy testarudo. Pero he aprendido de muchos otros errores y esto me hace bien”.
Los jóvenes le pidieron que les diera un ejemplo concreto: “Lo diré… lo escribí en un libro, está publicado. Fui nombrado superior cuando era muy joven, tenía 36 años, y cometí muchos errores con el autoritarismo. Después aprendí que hay que dialogar, ver qué están pensando los demás. Pero no he aprendido totalmente… todavía me equivoco”.
También le preguntaron si tiene miedo de algo, a lo que contestó: “¡De mí mismo”. Siempre sonriente, les dijo:“En el Evangelio, Jesús repite muchas veces ‘¡No tengan miedo!’. Lo dice muchas veces, porque sabe que el miedo es algo normal: tenemos miedo de los desafíos de la vida, miedo frente a Dios. Todos tenemos miedo, todos, no hay que preocuparse por tener miedo, pero sí tratar de aclarar la situación. Hay un miedo malo y un miedo bueno: este último es la prudencia. El miedo malo te nubla, no te deja actuar, y de este nos tenemos que alejar”.
El joven que filmó la entrevista preguntó al obispo de Roma si es feliz. Francisco le regaló otra sonrisa y le respondió: “Absolutamente. Soy completamente feliz. Tengo una cierta paz interior, una paz grande. Es una felicidad que viene con la edad y también con un camino. En mi vida, e incluso ahora, he tenido siempre problemas, pero esta felicidad no se va con los problemas”.
La última pregunta de los jóvenes belgas fue “¿Tiene algo que preguntarnos?”. Y él les dijo: “No es una pregunta original, la tomo del Evangelio, pero creo que después de haberles escuchado es la pregunta adecuada en este momento: ¿Dónde está tu tesoro, en dónde descansa tu corazón? ¿Sobre cuál tesoro descansa tu corazón? Porque en donde está tu tesoro está tu vida. El corazón se apega al tesoro: puede ser el dinero o el orgullo, o la bondad, la belleza, el deseo de hacer el bien. Deben responderse a ustedes mismos, solos, en su casa. Gracias”.+
Publicar un comentario