“La frontera con México es nuestra Lampedusa”, dicen los obispos

Inspirados por la visita del papa Francisco a Lampedusa el año pasado, obispos católicos celebraron una misa ante el muro que separa a los Estados Unidos y México en Nogales, Arizona, en recuerdo de los “hermanos y vecinos” muertos en el intento por cruzar la frontera y para reclamar una Reforma Migratoria.

El arzobispo de Boston, cardenal Sean O’Malley, encabezó el grupo de religiosos de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) que se desplazaron este martes hasta Nogales para reclamar en una misa bilingüe que el Congreso en Washington actúe de una vez para hallar una solución legal al problema que afecta a más de 11 millones de indocumentados en el país.


La jornada comenzó por la mañana cuando el cardenal O’Malley y los monseñores Eusebio Elizondo, obispo auxiliar de Seattle, Gerald F. Kicanas, obispo de Tucson, John C. Wester, obispo de Salt Lake City, Mark Seltz, obispo de El Paso, Óscar Cantú, obispo de Las Cruces, Ricardo Martínez, obispo emérito de Las Cruces, y Luis Zarama, auxiliar de Atlanta, recorrieron el desierto en una caminata por los lugares que transitan los innumerables migrantes que arriesgan sus vidas en manos de los “coyotes” y de las fuerzas de la naturaleza para venir a los Estados Unidos.


“Nos encontramos hoy aquí para ser vecinos y encontrar a un vecino en cada una de las personas que sufren y arriesgan sus vidas y a veces las pierden en el desierto”, explicó el cardenal O’Malley durante su homilía.


“El sistema está roto y está causando semejante sufrimiento y un terrible desperdicio de recursos humanos y materiales”, lamentó el cardenal durante la misa celebrada ante el muro divisor, y desde donde recordó los alrededor de 400 cadáveres de personas que trataban de llegar a los Estados Unidos que se hallan cada año en el desierto.


“La frontera está llena de tumbas sin nombre, estamos aquí para decir que no los olvidamos, son nuestros vecinos, nuestros hermanos y hermanas”, aseguró al respecto el religioso, que fue mezclando sus oraciones en una homilía celebrada en inglés y español y que terminó con una ofrenda floral en honor de los muertos de la frontera.


“Cada año se encuentran 400 cuerpos en la frontera, cuerpos de hombres, mujeres y niños que tratan de entrar a los Estados Unidos. Y estos solo son los cuerpos que fueron encontrados”, dijo el arzobispo de Boston, quien recordó que “el año pasado alrededor de 25.000 niños, la mayor parte de Centroamérica, llegaron a los Estados Unidos sin la compañía de un adulto. Decenas de miles de familias separadas debido al diseño de la migración”.


“Más de 10 millones de migrantes indocumentados están expuestos a la explotación y a la negación de los servicios humanos básicos, además de vivir constantemente en el miedo. Ellos contribuyen –subrayó el purpurado– a nuestra economía con su trabajo duro, a menudo contribuyendo con billones de dólares cada año para los fondos de seguridad social y de programas médicos a los que nunca tendrán acceso”.


La “Misión por los Migrantes” celebrada hoy en Nogales se inspira en la visita que en julio del año pasado el papa Francisco –“un gran regalo de Dios a la Iglesia”, afirmó el cardenal O’Malley- hizo a la remota isla italiana de Lampedusa, punto de llegada de buena parte de la inmigración ilegal a Europa y símbolo también de muchos de los padecimientos que sufren quienes tratan de ingresar en el viejo continente sin papeles.


“En Lampedusa el Papa nos advirtió del peligro de la globalización de la indiferencia”, recordó el arzobispo de Boston. El Santo Padre lo hizo en las fronteras de Europa, mirando al mar, mientras que hoy los obispos estadounidenses lo hicieron “mirando al desierto”, pero el mensaje es el mismo, sostuvieron los prelados.


“La cultura del confort que nos hace pensar sólo en nosotros mismos nos hace insensibles a los gritos de nuestros hermanos, como si estuviéramos viviendo en una burbuja, como dice Francisco”, subrayó el cardenal O’Malley.


“Como asunto moral, nuestra nación no puede seguir empleando un sistema de inmigración que divide a familias y niega acceso a protecciones legales básicas para nuestros hermanos”, dijo entretanto el obispo auxiliar de Seattle, monseñor Eusebio Elizondo, presidente del Comité sobre Migración de la USCCB.


Durante la distribución de la comunión el obispo de Tucson, monseñor Gerald F. Kicanas, y el mismo cardenal O’Malley ofrecieron la eucaristía a los fieles presentes que se encontraban al otro lado de la valla que separa ambos países.




Los obispos y la reforma migratoria


La Iglesia católica de los Estados Unidos lleva tiempo implicada en los llamamientos al Congreso para que actúe de una vez en materia de reforma migratoria, propuesta que languidece en la cámara baja, donde la mayoría republicana ha bloqueado hasta la fecha cualquier intento de llevar a votación un proyecto de ley al respecto como el ya aprobado hace casi un año en el Senado.


Los obispos dirigieron numerosos pedidos a la administración de Barack Obama, a quien instaron a limitar las deportaciones de indocumentados que superan ya los dos millones, un récord absoluto en el país, durante su gobierno.


Según reveló hoy la USCCB, el propio monseñor Elizondo envió el pasado 26 de marzo una carta al secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, dando recomendaciones sobre pasos que su oficina podría dar para “limitar las deportaciones”, en el marco de la revisión “humanitaria” que el propio Obama ordenó de esta práctica en vista de la inacción legislativa.+



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