Mons. Martorell pide imitar el modelo de familia cristiana
Puerto Iguazú (Misiones) (AICA): El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, comentó el evangelio dominical de la fiesta de la Sagrada Familia. El prelado observó que el Verbo de Dios quiso etner una familia humana, lo que demuestra ¨la cercanía tan terrena y humana del Hijo de Dios¨, y consideró que los cristianos tienen un modelo en la familia de Nazaret, caracterizada por la supremacía de Dios en todos los órdenes.
El obispo explicó que el Verbo de Dios, haciéndose carne, quiso tener una familia humana, una patria, una ciudad donde nacer y crecer y sobre todo el amor y el cuidado de una madre y de un padre, como todos los hombres. También explicó que la fiesta de la Sagrada Familia lleva a contemplar los gestos y las actitudes de la Sagrada Familia que cada familia puede imitar para "divinizar" los gestos humanos.
Luego, monseñor Martorell explicó que la presentación del Niño Dios en el templo no era solamente la formalidad externa del cumplimiento de una ley, sino una renovación de la entrega mutua frente al Señor. Además, advirtió que los esposos, María y José, sabían que el Niño no les pertenecía, por lo que aceptan con este gesto los los designios de Dios en la misión del Hijo sobre la tierra.
"Fijémonos que, por amor a Dios y por la gracia otorgada en su providencia, estos esposos aceptarán los designios de Dios y las realidades de las que no estaban exentos los demás esposos de Israel", destacó el prelado. "Esa es la conciencia de ser de Dios y para Dios, que no les quitó la alegría y la responsabilidad de criar a su hijo, y así debería ser en todas las familias cristianas", sugirió.
"Nosotros, los hijos de la Iglesia, tenemos como modelo de familia cristiana a la Familia de Nazaret. Ante todo por la supremacía de Dios en todos los órdenes… Dios está siempre presente en todo lugar y todo está subordinado a su Divina Voluntad", aseguró el obispo.
Monseñor Martorell consideró que una familia inspirada en estos principios procede en el orden de la naturaleza. "El amor a Dios y a su Voluntad lleva a los hijos a honrar a sus padres y a éstos a amarse y respetarse mutuamente, haciendo del amor un valor que impregna todas las experiencias, amando a sus hijos y educándoles para Dios y para el bien común. El amor de Dios une a la familia a pesar de la diversidad de sus miembros", concluyó.+
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