"Quise defender un derecho con mi participación y me propusieron avalar justamente lo contrario", manifestó el obispo. "¡En la marcha escuché desde un megáfono a una mujer sumamente exaltada que pedía el derecho al aborto y respetar los derechos sobre las decisiones a tomar sobre su propio cuerpo como mujer! ¡Y esto sostenido por ley!", añadió consternado.
"Quiero entonces iluminar este atropello contra la mujer: nuestro corazón en gestación creció junto al corazón de nuestra madre, y el camino más corto entre ambos corazones lo necesitó Dios para comunicarnos su amor, quien ya nos amó antes de ser concedidos, y lo hizo a través del corazón de mamá", explicó el obispo, quien decidió participar de la marcha seguro de que se trataba de un noble fin como rechazar los femicidios.
Para el prelado, la mujer "es portadora de ese misterio casi divino del amor", porque "tiene 'algo' de Dios en sus entrañas, desde donde el Supremo nos cuidó y nos dio un corazón para amar". También pidió que "veneremos a la mujer, porque con su maternidad nos respetó la vida, la que tenemos solo para amar", e insistió: "¡No matemos el amor!".
El obispo nicoleño finalizó su alocución destacando la maternidad: "Cuando ubicamos a la mujer en otro lugar diferente del que Dios le dio, habremos contibuido a la destrucción de la humanidad, arrancándole el corazón que es lo mas noble que recibimos de su maternidad. ¡Viva la mujer! ¡Viva la madre!" +
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