Mons. Arancedo: “Cuaresma, tiempo para examinar nuestra participación en la Iglesia”
“Hablar de la Iglesia no es hablar de una idea o de la adhesión a una cultura. La Iglesia tiene un rostro concreto y cercano, que se expresa localmente en la vida de una comunidad que celebra la Eucaristía y que asume el compromiso de la caridad y de la evangelización”, expresó y agregó: “Podemos decir que el nivel y la fuerza de la Iglesia están en la vida de sus comunidades. Si bien la trasmisión de la fe tiene en la familia su lugar primero, la comunidad cristiana es el espacio de su fuente y complementación, de su crecimiento y madurez eclesial”.
“La misma catequesis sacramental de iniciación cuando no encuentra un camino de continuidad en la comunidad pierde su desarrollo y necesario complemento. A esto lo veo, ante todo, como un desafío a nuestra responsabilidad de pastores, pero también a la disponibilidad de religiosos y de laicos a participar en las diversas áreas pastorales de cada comunidad, en la viva comunión con la Iglesia diocesana. En este camino ocupan un lugar preponderante las diversas instituciones escolares como movimientos apostólicos”, señaló.
Y, citando el documento de Aparecida, aseveró que “ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera”. “La sola continuidad sin renovación nos termina debilitando y, tal vez, aferrándonos con nostalgia a un pasado que nos exime de una presencia en el hoy de la Iglesia”, añadió.
“Cuaresma es tiempo oportuno para pensar hoy, a la luz de la fe, nuestra relación con el Señor en la vida de la Iglesia concreta. Que María Santísima, Nuestra Madre de Guadalupe, nos acompañe en esta Cuaresma que siempre es tiempo de gracia, conversión y participación en la Iglesia”, concluyó. +
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