El comunicado calificó como ambiguas y carentes de sustento las declaraciones hechas por el fiscal, Xavier Olea, respecto al caso.
La diócesis exigió que las investigaciones sean objetivas, verídicas y apegadas a derecho; también solicitaron una copia de la carpeta de investigación.
“Ratificamos una vez más, señala el comunicado, que el presbítero Germain Muñiz García, nunca estuvo vinculado a ningún grupo delictivo. Tenía conocimiento por la naturaleza misma de su trabajo pastoral, de la operación de algunos grupos en esa zona, pues al ser un párroco y persona pública tenía que desplazarse por la zona donde estaban asentados esos grupos, para atender a las diferentes comunidades que integran la parroquia de San Cristóbal, en la población de Mezcala, Guerrero, lugar donde ejerció su ministerio durante 5 años”.
Con su comunicado, el obispo mexicano respondió a las acusaciones realizadas por la Fiscalía General del Estado de Guerrero, que aseguró que el sacerdote asesinado pertenecía “a un grupo delictivo, en razón de las fotografías y notas que circularon en redes sociales del sacerdote”, difundidas meses atrás, en la que se lo ve con un arma junto a delincuentes encapuchados.
La vecina arquidiócesis de Acapulco también expresó sus críticas a la Fiscalía.
Sobre la fotografía del sacerdote portando un arma de fuego junto a delincuentes, monseñor Rangel Mendoza dijo a la prensa que si bien “fue una gran imprudencia”, por la cual lo reprendió en su momento, el padre Muñiz García “tenía que atravesar todos esos territorios donde estaban los narcotraficantes”, y debía “saludarlos, tenía que dialogar con ellos, lo tenía que hacer, porque tenía que pasar por su territorio, si no ¿cómo pasaba?”.
El obispo indicó que los sacerdotes fueron a la fiesta “a ofrecer su música y a ver si les permitían cantar algunas canciones”.
Los hechos
A primera hora del lunes 5 de febrero los sacerdotes Iván Jaimes, 37 años, de la arquidiócesis de Acapulco, párroco de Las Vigas, y Germain Muñiz García, de 39 años, párroco de Mezcala, de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa fueron asesinados en una emboscada a lo largo de la carretera Taxco-Iguala, en el estado mexicano de Guerrero.
El padre Iván era también un músico conocido en el ámbito de la música religiosa.
Los dos sacerdotes viajaban en un automóvil con otras cuatro personas, regresando de Juliantla, donde habían participado en la fiesta de la Virgen de la Candelaria, cuando un vehículo rojo les cerró el paso. Hombres armados abrieron fuego contra ellos, matando a los dos sacerdotes que estaban delante e hiriendo a tres personas que viajaban con ellos, mientras que otra pasajera permaneció ilesa.
El portavoz de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Benito Cuenca, condenó el ataque a los sacerdotes, recordando que en los últimos cinco años hubo seis sacerdotes asesinados en Guerrero e invitó a sacerdotes y religiosos a tomar las precauciones necesarias para salvaguardar su integridad física, aunque el mismo trabajo pastoral los pone en riesgo.
El obispo de Chilpancingo-Chilapa, definió la muerte de los dos sacerdotes como “una gran pérdida para toda la Iglesia, para las dos diócesis, para sus familias” e invitó a todos los fieles a rezar por su eterno descanso, lanzando un llamamiento enérgico a las autoridades de todos los niveles para garantizar la paz en México y en el estado de Guerrero.
Por su parte la arquidiócesis de Acapulco, en un comunicado expresó su consternación por el crimen e invitó a no dejar de trabajar por la construcción de la paz, suplicando persistentemente al Señor “por la conversión de aquellos que, olvidando que somos hermanos, cometen estos crímenes”. +
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