Mons. Hesayne: “El desafío de la pobreza indigente”
El prelado comenzó con una reflexión surgida a raíz de que una mujer de una “provincia rica” le comentara que hay “chicos que comen cartones para aplacar el hambre”.
Y movilizó a los católicos a hacerse cargo citando a san Juan Pablo II, quien exhortaba: “Si hay un hombre, una mujer, un niño, un anciano, necesitado, un cristiano no puede quedar tranquilo”.
“Católicos de la Argentina de hoy, a ‘ponerse’ a conocer las necesidades básicas de los barrios de nuestras localidades, y hasta de los mismos fieles que concurren a la misma misa”, sostuvo, y advirtió: “La indiferencia en este aspecto, Dios la condena severamente”.
El obispo emérito consideró que frente a estas situaciones, el cristiano “con dos autos, o con dos o más viviendas, con vacaciones muy costosas” tendría que preguntarse si no debería llevar “una vida más austera y acercarse con la ayuda a juntas vecinales y sus obras de solidaridad”.
“Más aún, dos o tres ricos de misa dominical ¿no tendrían que pensar en fuentes de trabajo para desocupados?”, interpeló, y aclaró: “No estoy dando soluciones, estoy punteando algo de lo mucho que se puede hacer, y no pasar de largo frente al samaritano herido en la banquina”.
“No esperemos soluciones de gobiernos ideologizados. Pensemos hoy para un mañana próximo, en formar políticos y gobernantes con una cultura humana y humanizante. Solamente así la Argentina volverá a ser una Patria pacífica y granero del mundo”, concluyó.+
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