“Cada año, al celebrar la Encarnación del Hijo de Dios en María por obra del Espíritu Santo, los ojos de la fe contemplan este misterio con la mirada de nuestra Señora. Esa vida que ella siente que comienza a crecer en su cuerpo nos habla de la dignidad de todo ‘niño por nacer’”, destacó el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, al presidir la misa en la catedral local.
“Como la de tantos (se cuentan por millones), la vida de este niño y de su madre estarán amenazadas desde el comienzo. Involucrarse con la dignidad de esas dos vidas será la misión de José el artesano. A la destreza de sus manos se unirán su alma noble y su corazón decidido al servicio del designio salvador de Dios”.
Ante los inmensos desafíos que la sociedad de hoy, monseñor Buenanueva sostuvo: “Necesitamos esa nobleza y ese valor para luchar por la dignidad de toda vida: la de los niños por nacer, la de las niñas y niños violentados por diversas formas de abuso, las de varones y mujeres sumergidos en la pobreza, la de quienes no aciertan con encontrar una luz de esperanza para sus vidas”.
El obispo de San Nicolás, monseñor Hugo Norberto Santiago, presidió la misa en el santuario María del Rosario de San Nicolás, donde afirmó: “Tanto hablamos de la inclusión: el aborto es tremendamente discriminatorio, no es inclusivo” y subrayó que la Iglesia defiende las dos vida porque incluye.
Por lo que el prelado pidió: “Incluyamos la vida, también cuando viene con capacidades diferentes, cuando se trata de una vida especial. No discriminemos, por eso rezamos hoy”.
“A tantas mujeres que defienden con mucha fuerza la desaparición de la violencia familiar, le aportamos una idea, o un interrogante: ¿Matar a un niño en el seno materno, no es la peor de las violencias familiares? ¿El niño no es familia?”, interpeló.
“Cuando nos embarcamos en un proyecto bueno como lo es la inclusión, la desaparición de la violencia de género, tengamos en cuenta las dos vidas, porque si no, no somos coherentes”, advirtió, con un fuerte llamado: “Salvemos las dos vidas: la de la mamá y la del niño”, agregó.
Ante las “propuestas de leyes que quieren romper con este cuidado particular de la defensa de las dos vidas”, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, llamó a renovar “delante de Dios, y como comunidad cristiana nuestro compromiso firme, decidido y apasionado -como dice el papa Francisco-, en el cuidado y la defensa de las dos vidas, la del niño no nacido en el seno de la madre, y la de la madre, muchas veces sujeta a situaciones de vulnerabilidad marginación, de falta de posibilidades que reconocemos claramente y que como Iglesia buscamos acompañar, sostener y cuidar”.
“No negamos la realidad difícil, pero no queremos aportar a una realidad difícil algo más duro todavía, nos comprometernos decididamente desde el Evangelio, en salvar las dos vidas, en el cuidado y la defensa de las dos vidas”, sostuvo al presidir la misa en la catedral.
“Un compromiso claro firme, apasionado y decidido pero que siempre queridos hermanos tiene que ser profundamente pacífico”, puntualizó el prelado marplatense, y añadió: “La verdad que sabemos que está de nuestra parte, no entra a los golpes ni nunca entró a los golpes, se impone por la fuerza misma de la verdad, y tenemos que anunciar siempre de manera pacífica”.
En la misa en la catedral basílica y santuario de Nuestra Señora del Valle, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, destacó que cada 25 de marzo se celebra el Día del Niño por Nacer para “rezar, meditar y agradecer a Dios por esos niños que se están desarrollando en el vientre de sus madres, para que se cuide toda vida que está dentro de una mamá, que no se discrimine ninguna de ellas por más que vengan enfermas, que no sean deseadas”.
“Es muy importante –subrayó- que en este día recemos pensando en este regalo que Dios nos hace, que su Hijo tome nuestra naturaleza humana para poder después liberarnos del pecado por medio de su Pasión, Muerte y Resurrección; que tomemos atención de lo que vale la vida humana”.
“Cuidemos la vida de los pobres, de aquellos que la están pasando mal, en este tiempo de Cuaresma acerquémonos a ese hermano pobre que está necesitado y compartamos con él lo que el Señor nos brinda, nuestra cercanía, nuestro afecto, nuestros bienes, nuestro tiempo. De esa manera estaremos cuidando y honrando la vida, porque esa vida humana es una epifanía de Dios Nuestro Señor”, aseguró.
Monseñor Pedro Laxagüe, obispo de Zárate-Campana, presidió la misa en la parroquia Natividad del Señor, del partido bonaerense de Escobar, donde recordó que "hoy es el día en que se ha concebido esa vida humana del hombre, que es Dios”.
“Eso significa que la vida humana tiene una consagración especial que el mismo Dios la toma para Él”, explicó, y agregó: “El mismo Señor quiere mostrarnos lo grande que es la vida de cada uno de nosotros y el grandísimo respeto que debemos tenernos los unos a los otros siempre. De todos, aun de aquellos que parece que viven una vida no se acuerdo a la grandeza y a la consagración del Señor".
Al presidir la misa en la basílica de Nuestra Señora del Rosario, el obispo auxiliar de Mendoza, monseñor Marcelo Mazzitelli, advirtió: “Frecuentemente para ridiculizar la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico y conservador. Se nos pretende amordazar, señalando nuestras miserias, pero no se puede amordazar cuando lo que se defiende es el derecho a la vida”.
“Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer, está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Dice el Papa ‘supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo’”, recordó.
Monseñor Mazzitelli consideró que “el acercarnos a un debate no significa relativizar la defensa de la vida en todos los estados de su desarrollo, desde la concepción hasta la muerte natural. Al contrario, lo hacemos con la convicción de luchar por el derecho humano fundamental, que es la vida. Sin vida no hay derechos humanos y sin ellos no hay libertad”.
En tanto, monseñor Emilio Cardarelli, vicario general del arzobispado de Rosario, presidió la Eucaristía en la catedral Nuestra Señora del Rosario, en la que animó a sentirse llamados a “crear entre todos una ‘cultura de la vida’, que respeta la ecología humana y la promueve, porque el primer derecho de todo ser humano es el derecho a vivir, una vez que ha sido concebido y vivir dignamente hasta la muerte natural”.
“Por eso mismo nos duele que haya doce millones de argentinos en la pobreza, entre ellos mayoría de niños y adolescentes”, precisó, y propuso: “En el nombre del Señor vivamos nuestra defensa de la vida, sin pretensión de ofender a nadie, pero proponiendo una y otra vez el evangelio de la vida, que hace feliz al hombre y genera paz social precisamente porque crea la cultura de la vida”.+
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