Mons. Han Lim Moon: “El Padre sale del Evangelio para invitarte a la fiesta”

San Martín (Buenos Aires) (AICA): En su reflexión para el cuarto domingo de Cuaresma, monseñor Han Lim Moon, obispo auxiliar de San Martín, reflexionó en torno a la parábola del hijo pródigo. Invitó a la comunidad a ponerse en el lugar de aquel padre que “repartió la herencia” y preguntó: “¿Realmente reconocés que Dios es tu Padre? ¿Realmente te interesa estar con todos tus hermanos en la casa del Padre y en la fiesta?”.
Para este domingo 31 de marzo, el cuarto de Cuaresma, monseñor Han Lim Moon, obispo auxiliar de San Martín, predicó sobre el relato evangélico del hijo pródigo.

Al comenzar la reflexión, el prelado hizo una observación sobre la parábola: “Lo extraño es que el padre repartió sus bienes a sus dos hijos sin ninguna reacción”. Describió al hijo menor como aquel que “hizo lo que quiso con su vida”, y al acabar su herencia pasó por la “humillación total” quedando “al borde de la muerte”.

El hijo menor, “a partir de esta crisis recordó a su padre y decidió volver a su casa para salvarse, pero también tomó conciencia de la gravedad de su ofensa que había cometido hacia su padre”, mencionó monseñor Han Lim Moon.

Pero la sorpresa más grande ocurrió a su llegada: “El padre salió corriendo para abrazarlo y besarlo devolviéndole la dignidad de hijo a través del gesto de ponerle la mejor ropa, el anillo y las sandalias. Y encima le organizó una gran fiesta”, dijo el prelado al recordar el pasaje.

Entonces, el obispo auxiliar de San Martín, comparó esta situación con la vida real: “Este hijo ilustra los movimientos y las consecuencias de todos los que se alejan de Dios Padre y cómo Él recibiría incondicionalmente con abrazos, besos y fiesta a todos sus hijos que quieran regresar a su casa. ¡Siempre encontrarán al Padre con los brazos bien abiertos!”.

En el caso del hijo mayor, cuando su padre le “confirmó que sus bienes ya eran suyos porque se los había repartido cuando se fue el hijo menor”, él no lo comprendió porque “no consideraba a su padre como tal, más bien como patrón”. Por eso nunca lo llamó “padre” ni “hermano” a su hermano.

Pero el padre “quiso restaurar su relación real de paternidad y filiación con su hijo y la fraternidad entre sus dos hijos”. “El problema del hijo mayor no era un alejamiento físico sino de corazón por no haber reconocido a su padre y a su hermano. Por esta razón no quiso entrar en la fiesta porque hacerlo significaba reconocerlos, reconciliarse y reencontrarse con ellos”, explicó monseñor Han Lim Moon.

Al concluir su reflexión, el obispo preguntó: “¿Realmente reconocés que Dios es tu Padre? Y ¿realmente te interesa estar con todos tus hermanos en la casa del Padre y en la fiesta?”, “Hoy el Padre sale del Evangelio para rogarte que entres a su fiesta de reconciliación y de reencuentro”, concluyó.+

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