Mons. Santiago: Dios no quiere que ninguno de nosotros se pierda
Con el título “Dios tiene sensibilidad”, el obispo explicó que en esta parábola, Jesús nos dice que “Dios es un padre bueno y perfecto y no quiere que se le pierda ninguno de sus hijos, ninguna persona”.
En ese sentido, añadió: “La parábola insinúa que Dios tiene un amor paterno ‘irracional’, porque dejar noventa y nueve ovejas para ir a buscar una perdida, en un lugar donde los lobos acechan al rebaño, es un gesto que va más allá de lo razonable”.
“La exageración que describe la parábola tiene un sentido: Dios se interesa por cada uno de nosotros y es como un padre que no quiere que ninguno se pierda, se frustre, tome un camino errado que lo llevará al infierno de la nada y la soledad”, afirmó el prelado.
Monseñor Santiago advirtió: “Como estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y los padres humanos son una semejanza, aunque imperfecta, del amor de Dios Padre; esta irracionalidad del amor paterno, materno, la he visto plasmada en más de una familia”.
“Recuerdo una familia amiga que, junto con dos hijos que no tenían anomalías de salud, tenían un hijo de capacidades diferentes, o ‘especial’, del cual sabían que no viviría mucho tiempo; ese hijo tenía un cuidado preferencial, a él le brindaban un cariño especial, tanto ellos como los hermanos”, relató.
“Otro ejemplo más dramático lo he visto en padres cuyo hijo había caído en la esclavitud de la adicción a las drogas. Ciertamente que el esfuerzo por poner los medios para rescatarlo les quitaba el sueño, recorrían cielo y tierra para encontrar un lugar de recuperación y convencerlo que realice el tratamiento de recuperación. Así es Dios”, afirmó.
“Así, elevado a la enésima potencia, es Dios. Sucede que Él ha querido hacerse sensible a los necesitados, desorientados y perdidos, a través de la sensibilidad de nuestras personas”, sostuvo el obispo.
“Por eso nos ha sugerido la ‘imaginación de la caridad’, es decir, la creatividad del amor paterno que sabe, no sólo que su hijo llora sino ‘por qué’ llora y sabe brindarle exactamente lo que necesita para que deje de sufrir”, aseguró. “Dios nos convierte en más cristianos, es decir, más humanos, para ser su sensibilidad y su medio de ayuda al necesitado. Las cosas son así, Dios nos dio inteligencia, voluntad de bien y corazón para que sensibilicemos su amor paterno materno y nos dice: ‘No tengo otras manos que las tuyas’”, concluyó.+
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