Se trata de la primera visita que el pontífice realiza a la sede del gobierno comunal.
Francisco fue recibido por la alcaldesa de la capital italiana, Virginia Raggi y después de saludar a los familiares de la alcaldesa en la Sala del Reloj se asomó al balcón con vista a los foros romanos para luego mantener ambos un coloquio privado entre ellos.
Al finalizar el encuentro privado, ambos se dirigieron a la Sala del Tapiz, donde el pontífice saludó a diferentes autoridades civiles y les entregó ejemplares de su libro “Repensar el futuro de las relaciones. Discursos sobre Europa”, editado por la Librería Editora Vaticana.
Luego el Papa irá a la Sala de las Banderas para encontrarse con los asesores y presidentes de los municipios para firmar el libro de oro.
Seguidamente el Santo Padre se dirigió con la alcaldesa al aula Julio Cesar para reunirse con la asamblea del Ayuntamiento y pronunció un discurso. Posteriormente, Virginia Raggi anunció una beca y el nombramiento de una sala titulada “Laudato si’ del papa Francisco”.
Durante el intercambio de regalos, el papa Francisco entregó a la alcaldesa un mosaico que reproduce el Coliseo y medallas del pontificado.
Artesanos de fraternidad
Posteriormente, el pontífice se dirigió con la alcaldesa y el vicario para la diócesis de Roma, cardenal Angelo De Donatis, a un balcón para saludar a los ciudadanos reunidos en la plaza a quienes solicitó ser cada día “artesanos de fraternidad y de solidaridad”.
“En el corazón del Papa encuentran lugar también los que no comparten nuestra fe”, dijo el Santo Padre a los ciudadanos de Roma a quienes aseguró que “como tanta gente en todo el mundo” se preocupan por el bienestar y la educación de sus hijos y los animó a cuidar “el futuro del planeta”.
“Pero hoy, y todos los días, me gustaría pedir a cada uno de ustedes, según sus capacidades, que se cuiden unos a otros, que permanezcan cerca unos de otros, que se respeten mutuamente. Así encarnan los valores más bellos de esta ciudad: una comunidad unida, que vive en armonía, que actúa no solo por la justicia, sino en un espíritu de justicia”, dijo.
Por último, el Papa se reunió con algunos empleados del Ayuntamiento y sus familiares a quienes recordó que su trabajo contribuye al mejoramiento de la ciudad, pero también tiene un gran significado porque “el modo en el cual trabajamos expresa nuestra dignidad y el tipo de personas que somos”.
“Animo a continuar con generosidad y confianza su actividad al servicio de la ciudad de Roma, de sus habitantes, de los turistas y de los peregrinos. Rezaré por ustedes y por sus familias”, concluyó.
La Santa Sede al servicio de la “Ciudad Eterna”
Durante su discurso pronunciado en el aula Julio Cesar, el Santo Padre aseguró que “la Santa Sede desea colaborar cada vez más y mejor por el bien de la ciudad, al servicio de todos, especialmente de los más pobres y desfavorecidos, por la cultura del encuentro y por una ecología integral”.
Además, el Papa dijo que la Iglesia “alienta a todas sus instituciones y estructuras, así como a todas las personas y comunidades que se refieren a él, a participar activamente en el testimonio de la eficacia y el atractivo de una fe que se convierte en trabajo, iniciativa y creatividad al servicio del bien”.
Por otro lado, el pontífice agradeció a las autoridades por la colaboración que han dado a la Santa Sede en ocasión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, así como también de otros eventos eclesiales.
Asimismo, el Santo Padre recordó a los administradores de la capital italiana, que Roma “Ciudad Eterna” ha sido testigo de “una historia milenaria y que, al acoger al cristianismo, se ha convertido a lo largo de los siglos en el centro del catolicismo”.
Asimismo destacó que Roma “es la patria de una original concepción del derecho” con la cual “ha irradiado al mundo con sus principios e instituciones” y también que es la ciudad que “ha reconocido el valor y la belleza de la filosofía, del arte y en general de la cultura”.
“Roma, a lo largo de sus casi 2.800 años de historia, ha sabido acoger e integrar a diferentes poblaciones y personas de todo el mundo, pertenecientes a las más variadas categorías sociales y económicas, sin cancelar sus diferencias legítimas, sin humillar o aplastar sus respectivas características peculiares y la identidad”, afirmó.
El Santo Padre destacó que Roma “ha acogido a estudiantes y peregrinos, refugiados y migrantes de todas las regiones de Italia y de muchos países del mundo” por lo que se ha convertido en “meta y símbolo para todos los que, reconociéndola como capital de Italia y centro del catolicismo, han caminado hacia ella para admirar sus monumentos y las huellas del pasado, para venerar las memorias de los mártires, para celebrar las principales fiestas del año litúrgico y para las grandes peregrinaciones jubilares”.
Por ello, el Papa aseguró que “la Iglesia que está en Roma quiere ayudar a los romanos a reencontrar el sentido de la pertenencia a una comunidad tanto peculiar, y gracias a la red de sus parroquias, escuelas e instituciones caritativas, y el compromiso amplio y encomiable del servicio voluntario, colabora con los poderes civiles y con toda la ciudadanía para mantener a esta ciudad su rostro más noble, sus sentimientos de amor cristiano y sentido cívico”.
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