El anuncio de la Buena Nueva respeta la libertad de la persona




Corrientes (AICA): Continuando con su propósito de sugerir ideas para las homilías dominicales, el arzobispo emérito de Corrientes, Mons.Domingo S. Castagna, efectuó unas reflexiones sobre el Evangelio que se proclamará el próximo domingo, denominado 5º durante el año. Es un texto del Evangelio de san Marcos donde se dice que la vida de Jesús transcurría entre la oración, la atención de los enfermos, el anuncio de la Buena Nueva y el llamado a la conversión, pero respetando siempre el ritmo y la libertad de las personas.

Continuando con su propósito de sugerir ideas para las homilías dominicales, el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo S. Castagna, efectuó unas reflexiones sobre el Evangelio que se proclamará el próximo domingo 8 de febrero, litúrgicamente denominado 5º durante el año. Es un texto del Evangelio de san Marcos donde se dice que la vida de Jesús transcurría entre la oración, la atención de los enfermos, el anuncio de la Buena Nueva y el llamado a la conversión, pero respetando siempre el ritmo y la libertad de las personas. A continuación el texto de la homilía-sugerencia:

El anuncio del Evangelio

Entre la oración y la atención de los enfermos, y de los dominados por el mal, transcurre la vida de Jesús. Así lo observamos moverse en el reducido espacio de su tierra natal. Dios siempre empieza eligiendo lo que es considerado ínfimo, hasta desechable. Su movimiento en medio del pueblo pobre es sereno, casi acompasado. El anuncio de la Buena Nueva y el llamado a la conversión es urgente, pero se opone a toda aceleración que no respete el ritmo y la libertad de cada persona. Nadie se salva o se condena contra su voluntad. No estamos destinados a ser víctimas de poderes despóticos. Es Dios extremadamente respetuoso de la libertad de las personas. Es opuesto a su voluntad todo intento de supresión de la libertad de los hombres y de los pueblos. El pecado hace de los hombres pobres sometidos a los dictámenes de señores ocasionales. La eliminación del pecado es auténtica liberación de todo tipo de opresión. La gracia santificante constituye a las personas en seres libres y, por lo mismo, en auténticos constructores de la sociedad.


Todos lo buscan
La costumbre de Jesús, al retirarse a orar en soledad, posee una importancia que trasciende lo pedagógico. Es el clima vital en el que se mueve y desarrolla su existencia normal. Por ese motivo, sus discípulos más cercanos saben dónde encontrarlo cuando "todos lo andan buscando" (Marcos 1, 37). Es "un lugar desierto" donde nadie pueda importunar su relación con el Padre. Su alejamiento del tráfico habitual no indica ausencia o indiferencia, es un exacto lugar existencial desde el cual atiende las necesidades de quienes lo siguen. Nuestra vida personal y social está invadida por su sagrada presencia. La incapacidad de entender esta verdad, sólo accesible por la fe, es un mal generalizado. Incluso entre quienes se autocalifican "prácticos", se manifiesta la triste inconciencia de su presencia. Los grandes contemplativos son silenciosos, no llenan los espacios escogidos para la contemplación con conceptos prefabricados o frases de estudiado impacto emotivo. Poco proclives a poner en escena la intimidad del encuentro trascienden cada momento y deciden estar con Dios y testimoniarlo al mundo. Las manifestaciones de búsqueda de la Verdad, o de la felicidad, no es más que la búsqueda de Dios. Muchos no saben darle nombre, incluso al formular cierta altisonante confesión de "agnosticismo".


La Verdad necesaria
Es la hora de valorar este concepto. Su necesidad salta a la vista, particularmente entre quienes aseguran no necesitarlo. La verdad es tal no porque logramos formularla o entenderla sino porque constituye la realidad que nos antecede y trasciende. Dios es esa realidad. Jesucristo vino a recordarnos que nuestra vida, por más destacada o infortunada que aparezca, sin Dios pierde su sentido y tiende a constituirse en un absurdo. La tristeza que predomina en grandes sectores de la sociedad contemporánea corresponde al vacío interior ocasionado por la ausencia de Dios. La fe causa alegría. El papa Francisco se empeña en resaltar este aspecto de la fe suscitada por el Evangelio (Evangelii Gaudium). Descubrir, gracias al anuncio evangélico, la presencia de Dios en la historia humana, a partir del acontecimiento crucial de la encarnación, muerte y resurrección de Jesucristo, introduce el auténtico gozo de la vida. Es un anhelo del corazón expresado de diversas maneras, hasta con intentos impropios y recursos culturales extremadamente pobres e inadecuados.


El pecado contra el Evangelio
El Evangelio, predicado por los Apóstoles y la Iglesia, es el anuncio que llama la atención del mundo sobre el acontecimiento de la Pascua. Su presentación es tan necesaria a los hombres como, para el universo creado, la acción creadora de Dios. Para ello será preciso que el Evangelio se introduzca, en la conciencia personal y colectiva, superando la mediocridad imperante y elevando el nivel de aspiraciones en los diversos estratos de nuestra sociedad. La persistencia de la guerra entablada por el mal contra la gracia del Evangelio, se hace sentir en la irresponsabilidad instalada en algunos dirigentes y en la delincuencia confabulada con ellos. Es preciso escuchar el gemido de los heridos por la injusticia y comprobar la ausencia de una legislación adecuada que actúe como legítima réplica.



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