Concluyó la causa de canonización de la beata María Domenica Mantovani

Con la presencia del arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Guillermo Garlatti, el viernes 10 de junio se cerró en la sede arzobispal bahiense la etapa diocesana del proceso de canonización de la beata María Domenica Mantovani, cofundadora de la congregación de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia, que en Bahía Blanca atienden el Pequeño Cottolengo monseñor José Nascimbeni, el Hospital Interzonal doctor José Penna y el Hospital Italiano.

En el acto estuvieron presentes las autoridades del tribunal para la causa: padre fray doctor Marcelo Méndez OFM, juez instructor; padre fray doctor Mateo Krupsky OFM, defensor del vínculo; hermana Luciana Camelli, vicepostuladora; y señora Mabel Álvarez de Lorenzetti, notaria.

La constitución del tribunal se había hecho por decreto 72/15 del arzobispado de Bahía Blanca el 16 de noviembre de 2015, a partir de los nombramientos del postulador y de la vicepostuladora de la causa que incluye también el del perito médico, especialista en Neurología infantil.

En la sesión del viernes 10 de junio se dio lectura al acta que resume las instancias que tuvo el proceso que incluyen las declaraciones de los testigos y de los médicos que atendieron al hecho extraordinario de la curación de una niña en el Hospital Italiano de Bahía Blanca.

Con todas las pruebas documentales y testimoniales la causa fue ahora a la Congregación para las Causas de los Santos, del Vaticano.

Este es el segundo milagro que la beata María Domenica realiza en ese nosocomio ya que el primero, por el cual fue declarada beata, también ocurrió en ese hospital bahiense.

Beata María Domenica Mantovani
La beata María Domenica Mantovani, primogénita de cuatro hermanos, nació en Castelletto di Brenzone, en la provincia de Verona (Italia), el 12 de noviembre de 1862.

Frecuentó con gran provecho la escuela primaria, pero no pudo seguir estudiando debido a la pobreza de su familia. El catecismo -junto con las enseñanzas de la familia- sentó las sólidas bases sobre las que ella construiría a lo largo de los años su personalidad humana y cristiana. La casa, la escuela y la iglesia fueron los gimnasios que plasmaron, desde la niñez, su carácter y que dieron una orientación precisa a toda su vida.

Transcurrió toda la juventud, hasta los treinta años, en el seno de su familia. Creció sana de espíritu y de cuerpo y se distinguió siempre por su bondad, docilidad, transparencia de vida y extraordinaria piedad. Ya de muchacha era apóstol de sus coetáneas, a quienes educaba a la virtud con buenas lecturas y, sobre todo, con el testimonio de su vida.

Cuando tenía 15 años llegó a Castelletto el beato Giuseppe Nascimbeni, primero como maestro y cooperador y luego como párroco. Desde entonces, él fue su firme y luminoso guía espiritual y ella su generosa colaboradora en las múltiples actividades parroquiales: era el alma de la juventud de todo el pueblo y era amada, escuchada y estimada por todos sus conciudadanos.

Se dedicaba con celo a la enseñanza del catecismo a los niños y se prodigaba con caridad evangélica visitando y asistiendo a los pobres y a los enfermos.

Particularmente devota de María Inmaculada, el 8 de diciembre de 1886 emitió el voto de virginidad perpetua en manos de Don Giuseppe Nascimbene, su director y párroco. La devoción a María Inmaculada fue el respiro de su alma; la intimidad con Cristo Jesús y la contemplación de la Sagrada Familia, la fuerza de su vida.

Deseosa de consagrarse al Señor, conoció el designio de Dios sobre ella a través del beato Nascimbene, quien quiso que fuera su colaboradora en la fundación de la Congregación de las Hermanitas de la Sagrada Familia (6 de noviembre de 1892), de la que fue así cofundadora y primera superiora general.

La Sierva de Dios prestó una singular ayuda, en las actividades parroquiales y en el gobierno del Instituto, al Beato Nascimbene, de quien fue siempre devotísima y cuyos proyectos y deseos interpretó y llevó a la práctica con fidelidad.

A la muerte del fundador, ella, rica en virtudes y llena de sabiduría y de prudencia, continuó guiando el Instituto con fortaleza de ánimo, con gran confianza en Dios y con profundo sentido de responsabilidad, deseosa de transmitir a sus hijas las enseñanzas del fundador, a fin de que se conservara y se viviera íntegramente el espíritu genuino de los orígenes.

Antes de morir logró la aprobación definitiva de las Constituciones y la aprobación del Instituto, y ver la obra continuada por unas 1.200 hermanas dedicadas a toda suerte de actividades apostólicas y caritativas en las 150 casas de la congregación, en Italia y en otros países.

Murió el 2 de febrero de 1934, tras unos breves días de enfermedad. El 24 de abril de 2001, san Juan Pablo II la declaró venerable y el 27 de abril de 2003 fue beatificada por el mismo Papa.

Las Hermanas de la Sagrada Familia
La congregación de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia fue fundada el 6 de noviembre de 1892 en Castelleto di Brenzone, Verona, Italia, por el beato José Nascimbeni y la beata María Domenica Mantovani, con la finalidad de servir al prójimo, particularmente a los pobres y a los casos de emergencia.

Entre sus actividades y obras están la pastoral parroquial, la educación y enseñanza a niños y jóvenes, el cuidado de enfermos, ancianos y discapacitados. Al servicio del clero en las comunidades sacerdotales y en los seminarios. Y ayuda evangélica a las Iglesias en vías de desarrollo y construcción.

Las primeras religiosas llegaron a la Argentina el 31 de diciembre de 1949 y actualmente tienen 12 comunidades en Ciudadela, Bahía Blanca y Carmen de Patagones en la provincia de Buenos Aires; y en las provincias de Río Negro, Neuquén, Mendoza y Jujuy.

La sede de la superiora regional está en Ciudadela (Castelli 595) provincia de Buenos Aires.

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