Mons. García en el Día de la Independencia: “La Patria no está muerta, duerme…”
“Para no seguir llorando a la muerta sin hacernos cargo, reconozcamos con sinceridad qué es lo que mata a la Patria”, pidió en una reflexión por el Día de la Independencia.
El prelado detalló alguna de las cuestiones que, a su entender, matan a la Patria: “La anorexia espiritual en la que nos hemos ido sumergiendo”, “la soberbia de creernos el ombligo del mundo”, “la soberbia que da el poder económico, real, casual o mal habido”, “renegar de nuestras raíces”, “la idea de la política como espacio para tener poder y restar o dar poder a otros” o “haber confundido patriotismo con patrioterismo”.
“Los verdaderos patriotas son los millones de argentinos que no aflojan en la búsqueda de mejores condiciones de vida para sus familias, los que trabajan día a día para llevar el pan a sus hijos con salarios de hambre, la corrupción y el crimen cotidiano. Son la gente sencilla que conforma la sociedad civil, siempre saboteada por quienes usan los instrumentos de dominación para su personal beneficio. La Patria, como la han resumido los poetas y los cantantes, se encuentra en miles de cosas cotidianas”, afirmó.
El asesor de la Acción Católica explicó que “siguiendo la lógica del Evangelio, la Patria no está muerta, duerme; y, como Jesús, para darle vida tenemos que acercarnos con amor, tenderle la mano y avisar a los encargados que hay que darle de comer”.
“Acercarnos a ella buscando ese rescoldo espiritual que nos anime a generar una nueva mentalidad, un clima político, cultural y social que desde todos los ámbitos posibles comience a promover diálogo y encuentro a pesar de las más hondas diferencias, de modo que se construyan puentes y oportunidades para que los diferentes sectores y actores de la sociedad se encuentren y aprendan a escucharse y a reconocer las necesidades, aspiraciones, inclinaciones, de los otros y, especialmente, de aquellos que histórica o circunstancialmente aparecen como opuestos o excluyentes”, enfatizó.
Monseñor García sostuvo que “la Patria no está muerta, duerme” y concluyó: “Necesitamos acercarnos a ella respetuosamente dejando de lado los oscuros intereses ideológicos y corporativos que en muchos casos se han afianzado de manera muy perversa en el corazón de muchos ciudadanos, para comenzar a entrenar actores sociales generosos desde la infancia y la adolescencia para que sean ciudadanos con valores bien fundados, sólida formación plural, no sectorizada, ni clasista ni ideologizada, personas con una mirada social amplia que los haga protagonistas y constructores de una cultura del encuentro desde una diversidad reconciliada”.+
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