“Por el contrario, la autosuficiencia nos hace perder la condición de discípulos y nos hace inconsistentes y perecederos”, diferenció en su carta semanal.
El prelado renovó el compromiso diocesano de seguir siendo discípulos y misioneros, y encaminado hacia “una Iglesia en salida y más samaritana”.
“No queremos tener un mero entusiasmo pasajero, sino que adquirimos la certeza que nuestra esperanza es pascual. La vida del cristiano, para que sea pascual y redentora, requiere de la cruz y de martirios que, sin buscarlos, nos purifican en el camino personal y eclesial”, sostuvo.
“Podemos decir que siempre hay una dimensión martirial en el discipulado cristiano, que nos lleva a poder vivir con gozo, con mucho gozo, la experiencia del Cristo resucitado, y nuestra condición de hijos e hijas de Dios”, concluyó.+
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