Cuaresma: “¡Conviértanse y experimenten la misericordia de Dios!”

Rosario (Santa Fe) (AICA): “Pidamos la conversión de aquellos que por acción u omisión son responsables del flagelo de la droga: en el nombre del Señor les decimos: ¡dejen la violencia, dejen estas formas degradantes de vivir!, ¡conviértanse y experimenten la misericordia de Dios!”, exclamó el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, en su mensaje para la Cuaresma 2020.
El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, publicó el mensaje de Cuaresma el pasado martes 25 de febrero, antes del Miércoles de Ceniza. A lo largo del texto, exhorta a la comunidad a una conversión en escalas: personal, eclesial y social, refiriéndose en el último punto especialmente al flagelo de la droga.

“La Iglesia nos propone este tiempo ya que estamos necesitados de rectificar el rumbo de nuestra vida personal y comunitaria, y así dirigirnos decididamente a ser partícipes de la Pascua, experimentando la potencia de la resurrección de Cristo. Es un tiempo para incrementar nuestra conversión a Él”, comenzó explicando el arzobispo.

Seguidamente describió la Cuaresma con un “carácter sacramental”, como “signo e instrumento eficaz para intensificar la conversión”. Se trata de un “tiempo especial de gracia que el tiempo ordinario del año no lo tiene”, en el que debemos seguir las “indicaciones pedagógicas” que la Iglesia da para este tiempo: oración, ayuno y limosna.

En la Cuaresma, “somos invitados a un camino, a un itinerario del cambio de la mirada, dirigiendo nuestros pasos hacia Cristo y poniendo nuestros ojos fijos en los suyos”, prosiguió monseñor Martín e indicó tres tipos de conversión para esta Cuaresma: personal, eclesial (sinodal, misionera y a la misericordia) y social.

1. La conversión personal: “Reclama la conciencia de la ofensa a Dios, que nos hemos olvidado de Él; implica el reconocimiento humilde y sincero de nuestros pecados. Jesús dejó a su Iglesia el poder de perdonar los pecados; es en este tiempo entonces el más propicio para una buena confesión. Allí podremos experimentar una vez más la infinita misericordia de Dios y la alegría de su perdón”.

2. La conversión eclesial: “No somos islas, aun viviendo en esta época marcada por el individualismo; somos hermanos, miembros del santo pueblo de Dios. Nuestra Iglesia que peregrina en Rosario necesita convertirse también. ¿En qué aspectos lo necesita? Me referiré a modo de guía siguiendo los pasos pastorales que estamos intentando dar”.

- La conversión sinodal: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. No es una moda, ni debe ser tomada como una mera palabra bonita; la sinodalidad expresa la naturaleza e identidad de la Iglesia. Una escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender.
- La conversión misionera: “Al llegar a la arquidiócesis, hace más de cinco años, les expresaba: ’La opción es: o somos misioneros o morimos’. Todos en la Iglesia estamos llamados a la conversión misionera, a realizar una opción misionera capaz de transformarlo todo. El periodo cuaresmal es más que propicio para esta conversión misionera.
- La conversión a la misericordia: “La misericordia, nos recuerda el papa Francisco, es ‘la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia’, es ocasión para preguntarnos ¿expresamos nuestra fe en obras de misericordia? No olvidemos que la misericordia, la caridad son el signo de autenticidad de nuestra fe. Una comunidad cristiana unida en el amor de Dios y viviendo la misericordia entre sí y con los demás es una comunidad hermosa; y lo que es hermoso atrae; así actúa la Iglesia, no por proselitismo sino por atracción. Que esta cuaresma nos ayude a la reconciliación en nuestras comunidades y a desbordar de misericordia hacia todos”.

3. La conversión en la sociedad: “Nuestra sociedad está enferma. Tanto la ciudad de Rosario como otras poblaciones de nuestra arquidiócesis padecen las consecuencias, los síntomas de la enfermedad, del consumo hedonista y del relativismo como estilo de vida. Son variados esos síntomas. Me detendré en el más evidente de todos en estos días: la violencia asesina del narcotráfico como un emergente de una sociedad que ha naturalizado el consumo de sustancias y no ha trabajado en la prevención y asistencia de las personas que la padecen”.

Monseñor Martín se detuvo en el último punto para invitar a la comunidad rosarina a preguntarse: “¿Por qué nos está ganando la droga, con su correlato que es el narcotráfico, con su contenido de dinero negro, de poderosas armas de fuego, ostentación, lujo, violencia y muerte? ¿Qué connivencia social, política, judicial, de las fuerzas de seguridad nos ha llevado hasta aquí?”.

El arzobispo de Rosario exclamó: “Pidamos la conversión de aquellos que por acción u omisión son responsables de este flagelo: en el nombre del Señor les decimos: ¡dejen la violencia, dejen estas formas degradantes de vivir!, ¡conviértanse y experimenten la misericordia de Dios! Rosario, y zona de influencia: es la hora de la conversión. Dios clama a un cambio de actitud a cada uno, desde el lugar que le toca en la sociedad. ¡Necesitamos una profunda conversión! ¡Señor, mira cómo nos encontramos; imploramos de Ti la fuerza de tu Espíritu para vencer el mal que nos oprime!”.

Al concluir la carta, monseñor Martín rogó a la Madre del Rosario, patrona de la arquidiócesis, que “en este Año Mariano Nacional interceda ante su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo para vivir un auténtico itinerario cuaresmal y llegar a la Pascua llenos de la alegría de la resurrección”.+

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