Catedral de Buenos Aires: Al pie de la Cruz, piden el fin de la pandemia

Buenos Aires (AICA): El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió hoy la celebración de la Pasión del Señor en la catedral metropolitana, vacía, donde al pie de la cruz se pidió ante Dios, singular protector de la salud humana, el fin de la pandemia del coronavirus.
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió hoy la celebración de la Pasión del Señor en la catedral metropolitana, vacía, donde al pie de la cruz se pidió ante Dios, singular protector de la salud humana, el fin de la pandemia del coronavirus.

Participaron los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza y monseñor Enrique Eguía Seguí; el obispo emérito de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, y el rector del templo porteño, presbítero Alejandro Russo.

Tras la liturgia de la Palabra en la que se lee el Evangelio que relata la Pasión de Cristo, monseñor Marino tuvo a su cargo la homilía.

El prelado señaló la importancia del silencio para una “sincera y rendida adoración” y lamentó que en el mundo actual se prefieran los “criterios de gente egoísta, antes de optar por una vida centrada en Dios”.

“Él no es solo Palabra. No solo cuando habla, sino cuando calla, con sus silencios y sus gestos nos está diciendo cuánto vale la vida del hombre cuando está al servicio de Dios”, subrayó.

“La muerte de Jesús es su sello de vida de amor, ha llevado hasta el fin el amor y el plan de Dios ha alcanzado su perfección”, sostuvo.

Monseñor Marino recordó que “ningún hombre está solo en su dolor, en la cruz de Cristo todo dolor puede sentirse comprendido” y destacó que los cristianos acudan a la Virgen María en estos días de “angustias y temores” por la emergencia sanitaria por el Covid-19.

El obispo finalizó su meditación, rezando la oración a Nuestra Madre que el papa Francisco invocó para pedir el fin de la pandemia del coronavirus:

Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita.

Al final de las intenciones, momento en el que también se oró por quienes sufren la pandemia actual, el cardenal Poli y los tres obispos adoraron solemnemente la cruz ante el altar.

El cardenal Poli finalizó pidiendo al Señor paz y consuelo, y que desciendan abundantes bendiciones sobre todos.+

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