Ciudad del Vaticano (AICA): Esta mañana el papa Francisco recibió a los 3000 peregrinos greco católicos provenientes de Ucrania y Bielorrusia, que están en Roma celebrando el 50 aniversario de la colocación de los restos de San Josafat en la basílica de San Pedro. “La mejor manera de celebrar a San Josafat, es amándonos entre nosotros y servir a la unidad de la Iglesia. Nos sostiene en esto el testimonio valiente de tantos mártires actuales, que constituye una gran riqueza y un gran consuelo para su Iglesia”, les dijo el Pontífice.
Las reliquias del santo reposan exactamente bajo el altar de San Basilio Magno, donde esta mañana se celebró una liturgia presidida por el cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para la Iglesia Oriental, junto con el arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana, Sviatoslaav Shevchuk.
Tras la eucaristía, el papa Francisco hizo acto de presencia en la capilla y se dirigió a los peregrinos con un discurso en el que comentó cómo la memoria de San Josefat habla de "la comunión de los santos y de la comunión de vida de todos aquellos que pertenecen a Cristo".
"Esta es una realidad que se nos ofrece como un anticipo de la vida eterna, porque un aspecto importante de la vida eterna consiste en la comunión gozosa de todos los santos", dijo.
El pontífice expresó a los ucranianos, junto a quienes también había una pequeña delegación de la Iglesia greco-católica de Bielorrusia, que el "mejor" modo de celebrar a San Josefat es "amarse unos a los otros y amar y servir a la unidad de la Iglesia".
"Espero que la profunda comunión que cada día desean hacer más profunda dentro de la Iglesia Católica, los ayude a construir puentes de fraternidad también con las otras Iglesias y comunidades eclesiásticas de Ucrania y demás lugares, allá donde sus comunidades están presentes", concluyó.
San Josefat Kuncewycz fue un obispo greco-católico ucraniano de comienzos del siglo XVII que inició reformas para reafirmar el credo de su comunidad eclesiástica, separada de la obediencia romana en 1054 tras el cisma de Constantinopla y readmitida en 1652.
El 12 de noviembre de 1623 fue martirizado por ortodoxos tradicionalistas que lo golpearon y ahogaron en un torrente de agua, tras lo que fue beatificado por la Iglesia católica en 1643 y canonizado en 1867 por el papa Pío IX. +
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