Ordenación episcopal y asunción de Mons. Macín como obispo de Reconquista
Reconquista (Santa Fe) (AICA): En una solemne Eucaristía, celebrada el domingo 24 de noviembre a las 19.30, en las puertas de la catedral de la Inmaculada Concepción, de Reconquista, con la presencia del nuncio apostólico, Mons. Emil Paul Tscherrig, y numerosos obispos, el Pbro. Ángel José Macín fue ordenado obispo de Reconquista, oficio para el que fue designado por el papa Francisco el pasado 12 de octubre. En la misma celebración asumió el gobierno pastoral como sexto obispo de Reconquista. Mons. Macín recibió el orden episcopal de manos de Mons. Ramón Dus, arzobispo de Resistencia y antes pastor de Reconquista. Actuaron como coconsagrantes Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, y Mons. Fabriciano Sigampa, arzobispo emérito de Resistencia.
Centenares de fieles de Las Toscas, Villa Ocampo, Vera, Avellaneda, Malabrigo y Calchaquí se sumaron a los vecinos de Reconquista para acompañar al hasta entonces administrador diocesano, de 46 años, en la celebración que comenzó a las 19.30.
Antes del inicio de la Eucaristía, que constituyó también la clausura diocesana del Año de la Fe, hubo a partir de las 18, un encuentro festivo con espectáculos musicales y testimonios alusivos al camino de fe de la diócesis.
Monseñor Macín recibió el orden episcopal de manos del obispo consagrante, monseñor Ramón Alfredo Dus, arzobispo de Resistencia y anterior pastor de Reconquista. Actuaron como coconsagrantes monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, y monseñor Fabriciano Sigampa, arzobispo emérito de Resistencia.
Unos quince obispos llegados de distintas diócesis acompañaron al nuevo pastor, entre ellos dos que fueron anteriormente obispos de Reconquista: monseñor Juan Rubén Martínez, actualmente obispo de Posadas, y monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, hoy arzobispo de Corrientes.
Al dirigir sus primeras palabras como obispo, monseñor Macín dijo reconocerse débil, pero desde la fuerza del espíritu pidió el acompañamiento de sus hermanos sacerdotes, los religiosos y los laicos, fundamentalmente los jóvenes, para juntos poder hacer presente el evangelio de Jesús, especialmente ante los más necesitados. Luego terminó diciendo: "Los quiero mucho, les pido que me acompañen con la oración y me comprometo a dar la vida por esta diócesis que me dió todo lo que soy".
Al efectuar los agradecimientos, mencionó a “quien fue nuestro primer obispo diocesano, monseñor Juan José Iriarte, una figura que crece y se hace más luminosa a medida que pasa el tiempo”.
Tras expresar su agradecimiento a Dios, a la Iglesia, al papa Francisco, y al nuncio apostólico, agradeció de manera especial a varios de los obispos presentes:
A monseñor Ramón Alfredo Dus, “quien me confirió el orden episcopal, expresando así de un modo visible la sucesión apostólica en nuestra iglesia particular”.
A monseñor Fabriciano Sigampa, “quien siendo obispo de Reconquista, me ordenó sacerdote”.
A monseñor José María Arancedo, “quien estuvo cerca en este tiempo que me tocó como administrador diocesano, pudiendo descubrir en usted a una gran persona y un gran pastor de nuestra patria”.
A monseñor Juan Rubén Martínez, mi formador durante siete años en Resistencia, y tercer obispo de esta diócesis”.
A monseñor Andrés Stanovnik, “quien con su testimonio y su ministerio fue ayudándome a madurar mi entrega sacerdotal y a quien recordamos con gran cariño”.
Un párrafo especial dedicó al Seminario Interdiocesano "La Encarnación", “corazón de la Iglesia Regional, donde fui formado para esta misión que el Señor me encomienda, donde fui madurando mi amor por la Iglesia. Donde conocí el valor de la fraternidad sacerdotal. Donde descubrí que el fundamento de la vida sacerdotal es la caridad pastoral, la entrega generosa de la vida por amor a Jesús y a la gente”.
También agradeció a su mamá, doña Elvira, presente en la celebración, y a todos los miembros de su familia. A su papá Ignacio y a su sobrino Juani, “que me cuidan desde el cielo”.
Los agradecimientos se fueron multiplicando: a las autoridades civiles, a los pastores de otras confesiones cristianas, a los representantes de la prensa, y tuvo una mención especial a “la presencia del Director general de Culto Católico de la Nación, doctor Luis Saguier, por el esfuerzo de estar aquí y a la vez en Rafaela en la toma de posesión de mi hermano mayor, monseñor José Luis Fernández.
Finalmente agradeció la presencia de los sacerdotes “compañeros de camino”, porque “los necesito más que nunca, no podría ser obispo sin ustedes”, a los religiosos y religiosas, porque “no podríamos caminar sin ustedes en la diócesis”, y a los laicos, porque “la Iglesia nació con una impronta laical, a la luz del Concilio Vaticano II”, y porque “son indispensables para la vida de la Iglesia y la evangelización, como protagonistas en la tarea pastoral y como testigos entusiastas del reino en los diferentes ambientes”.
Concluyó consagrándose “a María Santísima la Inmaculada, la pura y limpia Madre de Itatí, que ella desde su santuario a orillas del Paraná, nos cuide y nos proteja a todos”.+
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