Monseñor Conejero Gallego: “Seamos pacientes, mansos y humildes como Jesús”
Formosa (AICA): Ante la violencia y agresividad que se percibe en la sociedad, el obispo de Formosa, monseñor Vicente Conejero Gallego, interpeló: “¿Será que el ejercicio de la autoridad, o en el otro extremo, defender o el reivindicar derechos humanos, conllevan necesariamente a vivir y utilizar la violencia?” y respondió: “Pensamos que no”. Por lo que, el prelado sugirió -en su editorial en el periódico diocesano Peregrinamos- tomar el ejemplo de Jesús y ser “pacientes, mansos y humildes de corazón”.
“Es admirable cómo soportó calumnias, injurias, burlas, desprecio, agravios, azotes, golpes, tortura, abandono y la misma muerte en la cruz. Impresiona, verdaderamente, su sereno silencio, la paciencia mansa de su vida, joven y hermosa Vida, que se ofrece libremente por amor a los demás”, subrayó.
“Cómo contrasta su mirada limpia, misericordiosa y de perdón, con esas miradas furiosas y violentas, agresivas y de odio, de venganza y maldad de sus perseguidores”, agregó.
El prelado reconoció que “también hoy, el hombre, con quien Jesús ha querido identificarse, en muchos lugares del mundo, sufre la violencia, el desprecio de su dignidad y la exclusión”.
“Qué impotencia ante el poder y la fuerza del mal que se manifiestan en quienes, de diversas maneras, agreden a sus semejantes; incluso, la indiferencia, ante el dolor y el sufrimiento ajeno, es una forma de violencia. Además de la violencia familiar y doméstica, somos testigos, a través de los medios de comunicación, de la frecuente violencia y agresividad, de los golpes y de los procedimientos antihumanos en muchos lugares del mundo”, aseguró.
Ante estas situaciones, el prelado interpeló: “¿Será que el ejercicio de la autoridad, o en el otro extremo, defender o el reivindicar derechos humanos, conllevan necesariamente a vivir y utilizar la violencia?” y respondió: “Pensamos que no”.
Monseñor Conejero Gallego sugirió tomar el ejemplo de Jesús, que dijo: “Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia… Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios… Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos”.
“El llevó sobre la Cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Porque, es preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal. Seamos, por tanto, como Jesús, pacientes, mansos y humildes de corazón”, concluyó.+
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