Mons. Urbanc aconseja cómo actuar ante los conflictos
San Fernando del Valle de Catamarca (AICA): El obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, reflexionó sobre la situación que viven algunas familias a causa de peleas internas por cuestiones de herencia, y ofreció una serie de consejos sobre cómo actuar ante los conflictos cotidianos. El prelado invitó a reflexionar sobre la posibilidad de ceder por un bien mayor, como la armonía y la unidad de la familia.
El obispo catamarqueño lamentó que, muchas veces, la muerte del ser querido, en vez de convertirse en un momento de unidad, marque el inicio de enfrentamientos, acusaciones y rabias por bienes materiales. “No es fácil evitar estos problemas –reconoció el obispo-. Cuando el conflicto explota, la rabia, tal vez el odio, penetra en los corazones”.
El obispo indicó que hay casos en los que, de verdad, uno tiene todo el derecho del mundo para reclamar su parte en la herencia: “A veces no queda más remedio que llegar a recurrir a un tribunal para pedir aquella solución que respete la verdad, que promueva la justicia. En estos casos uno puede hacer el esfuerzo por superar rencores, por distinguir entre el momento de los jueces y el de la vida familiar y el respeto a las personas. También a quien no lo merecería: sigue siendo de la misma familia, comparte la misma sangre”.
Monseñor Urbanc afirmó que el dinero “tiene su importancia”, pero advirtió que “sería triste que por culpa del dinero se perdiesen otros valores, como la unidad de los hermanos, hijos y nietos, la serenidad del corazón, el desprendimiento de lo material, el amor que nos hace pensar antes en los demás que en uno mismo”.
El obispo invitó a reflexionar sobre la posibilidad de ceder por un bien mayor: “No es fácil cuando uno ve que, en justicia, no consigue la parte de la herencia que le correspondería. Pero pueden darse ocasiones en que, a pesar de tener toda la razón, uno ceda por un bien mayor: la armonía y la unidad de la familia”.
“Quizá este pueda ser el mejor homenaje que podamos ofrecer al familiar difunto. Fue él quien, por designio de Dios, nos acogió en la vida, buscó unirnos como familia, trabajó por nuestro mantenimiento. Ahora nos deja una herencia para afrontar el futuro con algo más de holgura. Aunque, quizá, no me toque la parte que merezco, o renuncie a ella por lograr algo mucho más grande. También es hermoso ese futuro ganado a través de un sacrificio difícil, pero ofrecido por amor a la familia, por conservar limpio el corazón para amar, a fondo, sin rencores, a los parientes”, concluyó el obispo.+
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