Posadas (Misiones) (AICA): “Prepararnos para celebrar la Pascua requiere que renovemos con alegría la certeza de que es posible vivir mejor. Tener la esperanza pascual de un mundo, una Argentina, una Misiones en donde la dignidad humana sea realmente respetada, y la persona pueda ser sujeto de derechos y deberes para generar una cultura con valores”, dijo el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, al reflexionar en su carta pastoral de Cuaresma sobre la dimensión social de la fe e invitar a la comunidad diocesana a “integrar más algunos aspectos de la vida moral a nuestro examen de conciencia y confesión” en este tiempo de preparación pascual.
“Esta reflexión cuaresmal, nace de la preocupación pastoral por la frecuente ausencia de los pecados, interrogantes o inquietudes que planteamos en relación a la moral social, la caridad, temas ligados a la justicia, corrupción o faltas u omisiones en relación al bien común, la vida pública y ciudadana”, explicó.
En este sentido, el prelado lamentó que “en una sociedad donde hay una gran mayoría de población que se manifiestan católicos cristianos, incluidos una gran cantidad de dirigentes con responsabilidades públicas y sociales, el flagelo de la corrupción estructurada crece en multiplicidad de niveles muchas veces de base, en organizaciones simples, o bien, en grandes estructuras y ámbitos claves de nuestras organizaciones nacionales, provinciales y locales.”
Tras afirmar que es necesario “un examen de conciencia cuaresmal para revisar nuestro seguimiento discipular y misionero de Cristo”, recordó algunos fundamentos constitutivos de los contenidos de la dimensión social de la fe”.
Asimismo, subrayó “la importancia que tienen algunos aspectos que implican la dimensión social y ciudadana de nuestra fe, sobre todo temas ligados a la moral social, la caridad y la justicia”.
“Es cierto -reconoció- que hay que valorar que en nuestro tiempo se subrayan ‘derechos’ que son fundamentales de toda persona. Pero también es cierto que no se subrayan suficientemente los ‘deberes’ y responsabilidades sociales que tenemos por nuestra condición humana y ciudadana”.
El obispo indicó que los que tienen mayor responsabilidad son “aquellos que cumplen roles dirigenciales en la sociedad” e insistió en asegurar que “esos pecados cometidos contra las responsabilidades sociales aparecen muy pocos en las confesiones, y por lo tanto se puede observar que están en ‘el furgón de la cola’ en los exámenes de conciencia, o peor aún, algunos ni siquiera consideran pecado aquello que daña a nuestros hermanos y que es fruto de la avaricia, la comisión u omisión de actos de injusticia o intolerancia”.
Monseñor Martínez sostuvo que “podemos cambiar y tener esperanza en el Amor” y reiteró su pedido de “integrar más algunos aspectos de la dimensión social de la fe a nuestro examen de conciencia” por la Cuaresma.
“¿Podemos cambiar estos pecados sociales que ‘dañan’ nuestra relación con los hermanos, sobre todo los más pobres y frágiles, así como al bien común?”, interpeló, para luego esbozar una respuesta: “Sí, podemos cambiar, porque tenemos la certeza y la esperanza de que la vida triunfa sobre la muerte”.
“La certeza de la esperanza Pascual, nos lleva a que desde la fe, creamos en que amar bien es posible”, concluyó.+
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