Un Vía Crucis recorrió las calles de Catamarca




San Fernando del Valle de Catamarca (AICA): En el marco del Año de los Laicos, que transita la diócesis de Catamarca dentro de la Misión Diocesana Permanente, el viernes 20 de febrero se llevó a cabo el ejercicio del Vía Crucis por calles de la capital provincial. Luego del recorrido, los fieles participaron de una misa en la catedral.

En el marco del Año de los Laicos, que transita la diócesis de Catamarca dentro de la Misión Diocesana Permanente, el viernes 20 de febrero se llevó a cabo el ejercicio del Vía Crucis por calles de la capital provincial.

Las distintas estaciones del Camino de la Cruz se fueron sucediendo desde el Complejo Cultural Urbano Girardi hasta la catedral basílica de Nuestra Señora del Valle. Presidió la oración el obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc; acompañado por el rector del santuario, presbítero José Antonio Díaz, y el capellán mayor, presbítero Lucas Segura.


La manifestación penitencial culminó con la celebración de la misa en el altar mayor de la basílica. Durante su homilía, el obispo expresó: “Hemos hecho ese camino que a Jesús también le tocó hacer en medio de su pueblo; hemos querido hacerlo meditando cómo Jesús iba a morir en la cruz por amor”.


En otro tramo de su predicación, monseñor Urbanc afirmó que en este tiempo de Cuaresma “lo más cotidiano que podemos hacer es amarnos los unos a los otros”.


“El amor –agregó- se manifiesta en acciones concretas, puntuales, que nosotros debemos hacer en nuestras familias, en nuestros barrios, en el trabajo, donde nos encontremos. Es así que por amor a Jesús somos capaces de amar a los demás”.


Monseñor Urbanc observó que la Cuaresma debe ser un tiempo que ayude a limpiar el alma para estar más disponibles para seguir a Jesús. “Tenemos que recurrir más a la oración y al ayuno para llegar a una profunda comunión con Jesús y con nuestros hermanos”, dijo el prelado.


“El Señor nos ama desinteresadamente; tomemos conciencia de la gracia que Él nos regala en este tiempo y así oremos con humildad. Meditemos su Palabra, hagamos obras buenas, seamos más austeros, no vivamos en la vanidad, para amar como Él nos ama. Que nuestra Santísima Virgen María, que nos cuida y acompaña como Madre, nos siga dando ternura para que nunca nos cansemos de mejorar nuestra vida cristiana”, concluyó.+



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