Mons. Uriona: “La vida del hombre es un caminar hacia una meta: el Cielo”

Mons. Uriona: “La vida del hombre es un caminar hacia una meta: el Cielo”

Reducción (Córdoba) (AICA): El obispo de Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, presidió la misa en honor del Señor de la Buena Muerte, que se llevó a cabo en el santuario de la localidad cordobesa de Reducción. “El peregrinar nos recuerda que la vida del hombre es un caminar hacia una meta: el cielo, la casa del Padre. El Cristo de la Buena Muerte, con su presencia silenciosa, nos impulsa a no detenernos en el camino sino a seguir siempre adelante”, expresó.
Con una misa presidida por el obispo de Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, una multitud de peregrinos celebró al Señor de la Buena Muerte en su santuario de la localidad cordobesa de Reducción.

“Con espíritu de humildad y gozo al mismo tiempo hemos venido a honrar al Señor de la Buena Muerte”, expresó el obispo, y señaló: “Lo hacemos como peregrinos. Muchos de ustedes movidos por la fe han hecho un largo trecho a pie, caminando toda la noche a fin de encontrarse con el Cristo que nos estaba esperando amorosamente con sus manos clavadas al madero y sus brazos abiertos”.

“El Cristo Crucificado, que es también el Resucitado, nos recibe con amor, escucha nuestras plegarias, consuela nuestras penas y nos da ánimo para seguir adelante en la vida en medio de las numerosas dificultades que vivimos en estos particulares momentos de nuestra historia argentina”, manifestó.

“En una cultura que nos condiciona a vivir sólo lo inmediato como si fuera un absoluto, los cristianos debemos ser testigos de que la auténtica condición del hombre es andar, caminar…”, explicó, y señaló que “el peregrinar nos recuerda que la vida del hombre es un caminar hacia una meta: el Cielo, la casa del Padre. El Cristo de la Buena Muerte, con su presencia silenciosa, nos impulsa a no detenernos en el camino sino a seguir siempre adelante”.

“Venimos al Santuario a tomar gracia y a pedir la fuerza para continuar con fe el trajinar de la vida sostenidos por la esperanza de alcanzar un día la meta. En nuestra marcha no caminamos solos lo hacemos con otros y eso nos ha de comprometer a acompañar y ayudar a los hermanos que están a nuestro lado con verdadero espíritu de solidaridad”, sostuvo el prelado.

Finalmente, consideró que “cuando llegamos y contemplamos a Cristo crucificado nuestro corazón ha de renovar también la fe en Aquel que ha resucitado. Nosotros seguimos a Alguien que ha vencido a la muerte y vive. Esa certeza nos confirma que nuestro paso por este mundo tiene un sentido, que el ser humano no tiene un destino de muerte sino que está llamado a una vida plena. Por ello los cristianos valoramos y defendemos la vida, desde el instante de su concepción hasta el momento del encuentro con el Padre”.

En el marco de la celebración de San José Obrero, “el padre adoptivo de Jesús que trabajó con sus propias manos y así lo enseñó a su hijo”, el obispo mencionó especialmente al patrono de los trabajadores, rezando por todos ellos, “por sus esfuerzos y fatigas y también por los que buscan trabajo”.

El prelado consideró necesario “que los que tienen la misión de conducir los destinos de nuestra nación promuevan la creación de fuentes de trabajo”, dado que, como lo indica la Doctrina Social de la Iglesia: “El trabajo es un bien de todos, que debe estar disponible para todos aquellos capaces de él. La «plena ocupación» es, por tanto, un objetivo obligado para todo ordenamiento económico orientado a la justicia y al bien común”.+

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