Mons. Buenanueva: el vínculo con Dios tiene “la más sólida consistencia”
La columna comienza haciendo referencia a un diálogo escuchado en una película. Una de sus protagonistas decía: “Somos jóvenes neoyorquinos del siglo XXI. No creemos en Dios ni en nada”, detalla monseñor Buenanueva. “La trama del film versaba sobre chicos y chicas en búsqueda casi desesperada de sí mismos y, de manera especial, de vínculos significativos”, relata.
“No es cierto que no creyeran en nada. De hecho, esa fuerte afirmación se daba en el marco de un diálogo de dos amigos aprendiendo a creer el uno en el otro”, añade, considerando que “la fe, en su núcleo más íntimo, es precisamente eso: arriesgarse al salto mortal de confiar y dejarse llevar por esa confianza”.
“Y esto le pasa no solo a los jóvenes”, advierte el obispo, ya que “todos los que navegamos en el mar de este tiempo experimentamos las mismas zozobras y búsquedas”, y opina que “en ocasiones, basta que uno solo abra el juego para que inmediatamente los corazones desnuden las inquietudes que nos habitan. Todos estamos amenazados por el abismo de la increencia, pero anhelamos creer y confiarnos”, asegura.
“Ahí, en esas vivencias humanas, está Dios. No cualquier divinidad, sino aquel misterio fascinante que nos ha salido al paso en Jesús de Nazaret, mostrándonos su rostro”, advierte. “Es el Dios uno y trino que estamos celebrando este domingo”, señala.
“Los viejos filósofos decían que pocas cosas son tan frágiles como las relaciones. Basta que uno de los dos términos vinculados se modifique para que la relación se venga abajo”. Sin embargo, recuerda que “no es así en Dios. Jesús nos ha mostrado, con sus palabras, pero mucho más con su misma vida de hijo y hermano, que Dios es relación, y que esa relación tiene la más sólida consistencia”.
“Y lo ha mostrado de la forma más cabal, viviendo como hermano de todos, pero especialmente, poniéndose en el espacio que habitan los últimos y ninguneados”, destaca. “Abrazando a los niños, curando a los leprosos, proclamando bienaventurados a los pobres y sufridos, pero, sobre todo, rehaciendo la vida de los pecadores, Jesús le ha dado visibilidad humana al misterio más inefable, aquel que confesamos cuando decimos: Creo en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios en tres Personas. O, más escuetamente: Dios es amor”.
Al momento de publicarse la columna, advierte en sus líneas el prelado, estaría terminando en Rosario el II Encuentro Nacional de Jóvenes, con el lema “Con Vos renovamos la historia”. En ese “con Vos”, destacó, “convergen dos sujetos: Cristo, en primer lugar, pero también cada chico y chica, cada joven. Eso hace Jesús: abre su vida para compartirla con sus hermanos y, así, liberar la fuerza transformadora del amor de Dios. La Argentina tiene enorme necesidad de esa vitalidad, de esa energía, a la vez divina y humana”, ¿O no necesitamos, con urgencia, dar vida a otro modo de relacionarnos, de trabajar juntos, de vivir incluso nuestras diferencias?”, concluyó.+
Publicar un comentario