Con un acto en la catedral, Mons. Fernández bendijo a los cartoneros
Luego de la bendición, monseñor Fernández entregó unas medallitas bendecidas a los cartoneros, quienes le retribuyeron tal gesto obsequiándole un cesto para que en el templo comiencen a separar el material reciclable de los residuos húmedos.
“Hace tiempo los cartoneros vienen defendiendo sus puestos de trabajo”, dijo el arzobispo, “hay gente de clase media que critica a los más humildes, dicen que no tienen ganas de laburar y uno los ve a ellos trabajando de la mañana a la noche, de lunes a domingo para llevar el pan a sus hijos”, añadió.
Se refirió al trabajo del cartonero como “pesado y duro”, y destacó que quienes realizan esa tarea “saben recicla y separar los materiales para que la ciudad sea más ecológica”. La Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR – MTE) desde hace tiempo reclama al gobierno municipal el cese de las confiscaciones de caballos, y exige la ampliación del programa de reciclaje con inclusión social, el cual permitiría satisfacer la demanda de los proteccionistas de animales.
Sobre esta consigna, monseñor Fernández los alentó: “Simplemente piden preservar su fuente de trabajo. Si se la quitan qué van a hacer, en qué se van a meter para poder alimentar a sus hijos”. “No se permite la tracción a caballo, que está bien, pero están estos carros que son una buena alternativa para que sigan haciendo su trabajo. No es mucho lo que piden y es mucho lo que sufren”, advirtió el arzobispo
Luego, recordó: “Esto va más allá de cualquier ideología, se trata simplemente de defender los derechos de los más abandonados de la sociedad y eso es lo que intentamos hacer con este pequeño acto”. Y continuó: “Ellos están dispuestos a trabajar con estos carros a mano, pero en este momento esa posibilidad está parada. A algunos se les impide trabajar y por eso temen que esto termine en la nada”.
El arzobispo platense mencionó que, “aunque no es tanto, hay un incremento en la cantidad de cartoneros porque el que se queda sin trabajo y no encuentra, se empieza a desesperar y recurre a esta alternativa para no tener que entrar a delinquir”.
“Hay gente que no está acostumbrada a este tipo de trabajo y le cuesta enormemente porque es muy pesado, pero a la vez es una superación a no hacer nada, es un paso importante porque se sienten dignos haciéndolo. Es una dignificación empezar a trabajar, es un paso adelante en sus vidas”, concluyó el prelado. +
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