Cuarta Mesa de Diálogo de la Pastoral Carcelaria: inclusión social, la seguridad y la justicia
El panel estuvo integrado por monseñor Juan Carlos Ares y el presbítero Rubén Infantino, presidente y secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria; y la jueza de la Cámara Federal de Casación, doctora Jimena Monsalve. Por el Secretariado Nacional de Pastoral Carcelaria participaron: Patricia Alonso, coordinadora del equipo nacional de Pastoral Carcelaria, quien a su vez moderó la mesa, y Estela Ferrise.
Asimismo estuvieron presentes en la Mesa de Diálogo el juez de la Cámara Federal de Casación doctor Alejandro Slokar; el presbítero Francisco Martínez Bartolomei, capellán mayor del Servicio Penitenciario Federal; Fiorella Canoni, directora nacional de Readaptación Social, junto con Wenceslao Guada y Emmanuel Bonforti, de la misma dirección; Virginia Barreyro, de la Dirección de Control y Asistencia de Ejecución Penal; Graciela Guzman, de Promoción, Protección y Cambio Tecnológico; Carola Goldberg, del Ministerio de Trabajo de la Nación; Luis López Lo Curto, secretario de Cámara; Marta Laferriere, del Programa UBA XXII; Miguel Gómez, de Cáritas Lomas de Zamora; la doctora Haydee Martínez del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires; entre otros.
La jornada comenzó con monseñor Carlos Malfa, secretario general de la CEA, quien dio la bienvenida y ayudó a entrar en clima y poner la mirada en los hermanos presos en quienes Jesús está vivo. Luego monseñor Ares realizó la presentación de la Mesa de Diálogo, a través de la reflexión del mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de los Pobres, cuyo lema fue: “Este pobre gritó y el Señor lo escuchó”.
Se reflexionó en torno a “¿Cómo es el grito de los presos?” y “la actitud de escucha como apertura del corazón”. Monseñor Ares expresó: “Muchos jóvenes presos creen que sólo sirven para cometer delitos. Se auto limitan porque silencian su clamor interior y no sacan afuera sus gritos más profundos. Son gritos que duelen, que nos obligan a saber escuchar”.
“Nosotros como pueblo necesitamos escuchar el grito de tantos que acallan sus voces porque se encierran, o lo que puede ser peor que nosotros los encerremos para no escucharlos”, agregó. Y al finalizar su reflexión, pidió a Dios “que los privados de su libertad y sus familias, que la sociedad toda y aquellos que deben tomar decisiones en los distintos niveles, podamos acortar las distancias para que todas las iniciativas tengan prioridad a lo más desfavorecidos. Sepamos escucharnos y no acallar el grito del pobre”.
Luego se compartieron algunas conclusiones de las comisiones de “Salud y consumo problemático de sustancias”, y de “Educación y trabajo”, que fueron conformadas en la anterior mesa de diálogo.
La primera manifestó percibir una “deficiencia en la atención de la salud mental de los presos”, por falta de recursos humanos, y un “consumo de psicofármacos sin el suficiente control médico”. Desde la comisión, plantearon como soluciones, en primer lugar visibilizar la problemática y optimizar los recursos existentes. Por otro lado, convocar voluntarios para las tareas imprescindibles; adaptar los presupuestos; implementar grupos heterogéneos de psicoeducación con encuentros pautados que apunten a la prevención y reconocimiento de sus propios factores de vulnerabilidad y riesgo; construir una red de empleo; entre otras.
Por su parte, la comisión de educación y trabajo mencionó el camino que se realiza desde distintas ONGs y el Estado, y destacó la importancia de: las propuestas de educación formales y no formales; incrementar la presencia de las Universidades públicas en las cárceles; implementar talleres para salir de la cárcel con algún oficio; entre otras.
Antes de finalizar, se anunció la próxima mesa de diálogo, convocada para el 20 de mayo de 2019.+
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