Participaron de la actividad las tres instituciones confesionales que se encuentran en la Prelatura con la misión de formar a niños, jóvenes y adolescentes en sus niveles inicial, primario, secundario. A este encuentro se sumó también la única alternativa confesional universitaria de la región con modalidad a distancia: la Universidad Católica de Salta.
Con un total de 110 participantes entre directivos, representantes legales, docentes, ordenanzas, personal administrativo y coordinadoras, fue una jornada muy fructífera.
Las actividades se iniciaron a las 9 de la mañana con el recibimiento de la institución anfitriona: el colegio de los Padres Agustinos de Santa María, en la persona de sus docentes, directivos y representante legal.
Los asistentes pertenecían a los colegios San Agustin (Divisadero, colegio administrado por las hermanas Agustinas); Nuestra Señora del Pentecostés (administrado por las hermanas de la Inmaculada Concepción de la Caridad) y la Universidad Católica de Salta.
Este espacio creado por la Pastoral fue el terreno propicio para hablar abiertamente de la labor docente en las aulas y la realidad que transversalmente les toca como instituciones formadoras insertas en cada comunidad, a la luz del modelo del Maestro por excelencia: Jesús.
Alentando a redescubrir la tarea docente, la hermana agustina Ximena propuso dinámicas que remitieron a los docentes a revisar su tarea como acompañantes de las familias en la formación de los hijos desde el primer instante.
Con la expresión “que el mundo sepa que nos renovamos para juntos cambiar el mundo”, la hermana planteó el modelo mariano de crecimiento espiritual y físico: Al modo de María, tomando la manera como ella crecía con su hijo, así el docente debe plantearse el crecer con sus estudiantes, con los colegas y el estar agradecidos al Padre por plantar esta semilla de servicio en los corazones para servir en las instituciones a las que cada uno pertenece.
Durante la celebración de la Palabra, y evocando la proximidad de la fiesta del Buen Pastor, el padre Pablo Sánchez, a la luz del Evangelio invitó a los presentes a celebrar la vocación de educadores. El sacerdote explicó que deben enseñar desde la vocación el ir por delante siendo conscientes que, como referentes, las palabras y gestos son siempre ejemplo para los alumnos.
En ese sentido, animó a imprimir en ellos la valentía de arriesgar. Enseñar, como destaca el Papa, a ir delante y fortalecer la esperanza de mañana, cuidar la vida, su fragilidad. Ser conscientes de que en los alumnos se gesta el futuro y por tanto es deber de los docentes inspirar en los jóvenes la valentía de arriesgarse por la promesa de Dios.
“La perspectiva del Resucitado es la del futuro, camina con los discípulos y muestra otra realidad: el Reino de los Cielos”, afirmó. En ese sentido, llamó a cultivar el espíritu crítico, como un deber en el educador, e inspirar en los chicos el sentido crítico, la colaboración, la solidaridad, que sean fraternos, hacerlos conscientes de que todos nos necesitamos.
Finalmente, instó a enseñar el sentido de creatividad, la comunicación, y qué es ser comunidad, buscando aquello que ennoblezca y permita forjar con espíritu crítico esa colaboración comunitaria de personas capaces de mirarse y aunar esfuerzos por el futuro, con capacidad de escucha y comunicación en clave de respeto. +
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