Mons. Eduardo Martín: "Este es el tiempo para ofrecer el corazón"
Estuvieron presentes autoridades provinciales y municipales, miembros de otros cultos de la ciudad de Rosario y los abanderados y escoltas de las escuelas.
En su homilía, monseñor Martín hizo referencia al “primer grito de libertad que inició ese proceso irreversible que llevó a que 6 años después, en 1816, se proclamara la Independencia”. Y explicando el significado de te deum ‘A ti, Dios’, señaló: “estamos aquí, para alabar al Señor y darle gracias por el don de nuestra Patria”
En ese sentido, animó, en primer lugar, a “reconocer de dónde vienen las cosas, de dónde viene lo que somos, de dónde viene lo que tenemos. Y en última instancia todo viene de Dios”, afirmó. “Por eso decimos en la liturgia, que ‘es justo y necesario, que también es nuestro deber y salvación dar gracias a Dios’”, detalló, considerando que el 25 de mayo es ocasión propicia para “volver a las fuentes, es decir, para volver a Dios”.
“Cuando olvidamos de Dios, a quien reconocemos como fuente de toda razón y justicia, también se va perdiendo y diluyendo el sentido de la razón y el sentido de la justicia. Siempre es necesario estar volviendo a Dios”, aseguró. “Este primer grito de libertad es lo que realmente hoy queremos volver a conquistar. Porque la libertad, diría el Quijote a Sancho ‘es el don más grande que los Cielos han dado a los hombres’”.
A su vez, el arzobispo advirtió que la libertad reclama una gran responsabilidad: “Somos libres para construir el bien común. Dios nos ha hecho libres para que aquí construyamos juntos, los que nacimos aquí y los que vinieron aquí. Hemos nacido en este tiempo, no en otro tiempo”, destacó, afirmando que estamos juntos en pos de un gran desafío: “Construir una nación justa, una nación grande, una nación fraterna”, empezando “de abajo para arriba”, cuidando la fragilidad.
Para lograrlo, consideró, “el método es la democracia”, que tenemos que cuidar y no maltratar, sino valorarla con nuestro respeto. “El método de la amistad social, el método de la caridad, como dice Jesús en el Evangelio, el amor al que piensa distinto, el respeto por el otro. Buscar el bien del otro. Todo esto para buscar la equidad y justicia que nos falt”a.
Refiriéndose a las deudas de la democracia, el prelado puso como ejemplo la pobreza: “Necesitamos ayudarnos los unos a los otros, necesitamos dialogar, necesitamos buscar consensos mínimos para caminar juntos, buscando siempre el bien de todos, el bien de nuestros hermanos, sobre todo el de los más frágiles, de los que tienen menos posibilidades. Esta es nuestra responsabilidad”, sostuvo.
“Por eso, tiene que primar siempre el que más lo necesita. No para que sean objeto de nuestra condescendencia, ni para el clientelismo, ni para tenerlos sujetados. No. Es para que tengan posibilidades, para ayudarlos a que sean protagonistas de su propio destino.
Este es nuestro gran desafío. Cuidar la fragilidad. Cuidar la fragilidad de nuestros hermanos. Para que quepan todos: los que están viniendo a la vida, y los que se están yendo. Para no excluir a nadie. Este es nuestro gran desafío”, aseguró, llamando a llenar la democracia de justicia y amor fraterno, para no buscar el bien propio sino el de todos. “Este es el tiempo para ofrecer el corazón”, concluyó.+
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