Durante su homilía, el prelado de Corrientes compartió un breve resumen de la vida de la santa, “una mujer casada, madre de dos hijos, luego viuda y, finalmente, monja”. “De ella podemos decir hoy que fue un modelo ejemplar de mujer, que estuvo siempre a favor de la vida”, apuntó.
En Santa Rita, también llamada “La santa de lo imposible”, está su capacidad para responder con oración y bondad al trato cruel: esto significa “promover una cultura de la vida y comprometerse en la misión que tenemos como bautizados”. “Fue una mujer, esposa, madre y monja apasionada por la vida”, afirmó monseñor Stanovnik.
El arzobispo de Corrientes aprovechó para hacer mención y solidarizarse con el médico neuquino que, por negarse a practicar un aborto, fue declarado culpable del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público. Esto fue, afirmó: “consecuencia de la opción por salvar las dos vidas, de una madre sana y un niño vivo de dos años dado en adopción”. Su misión era “sanar, cuidar y defender la vida, como de hecho lo practicó”.
Por eso, expresó: ¡Feliz el que pone en el Señor su confianza!, como lo hizo Santa Rita, quien al final de su vida terrena, con una misteriosa espina clavada en su frente, oraba: ‘Oh amado Jesús, aumenta mi paciencia en la medida que aumentan mis sufrimientos’”, y recomendó a la comunidad correntina pedir estas intenciones a la Virgen de Itatí.
Antes de concluir, mencionó el llamado a la santidad que se rezó y reflexionó durante la novena de la fiesta patronal, según invita el papa Francisco: “Nuestro camino hacia la santidad es también una lucha constante. Quien no quiera reconocerlo se verá expuesto al fracaso o a la mediocridad. Para el combate tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero”
Finalmente rezó para que Santa Rita “nos proteja de toda violencia que paraliza, extravía y mata, nos quite los miedos de amar hasta el sacrificio de nosotros mismos, y nos alcance la gracia de que ‘la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tome bajo su cuidado nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús’”.+
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