La cita se produjo luego de los nueve días de rezo de la novena, cuando la capital riojana se vistió de vivos violetas y amarillos reunidos en la plaza principal, justo en frente de la catedral y de la Casa de Gobierno, sitio donde antiguamente se producía el intercambio de autoridades y que hoy es testigo del acto de fe y esperanza de mayor convocatoria en la provincia: el encuentro entre San Nicolás de Bari, patrono tutelar, y el divino Niño Jesús Alcalde.
En la oportunidad y ante una importante cantidad de público que se hizo presente pese al incesante calor, faltando cinco minutos para las 12 el repiquetear de las campanas anunciaba la llegada de la procesión con las imágenes de San Francisco Solano, aquel fraile franciscano que hiciera posible la unión entre los hombres y los nativos, evitando un ataque furtivo que derivaría con la muerte de muchos hombres, y del divino Niño Jesús vestido de Alcalde, el mismo hijo de Dios, para que dirija los destinos de la ciudad y conduciendo a la paz entre los hombres.
Desde el otro sector, saliendo desde el interior de la iglesia matriz, el santuario que lleva su nombre y que aloja al patrono tutelar de La Rioja, San Nicolás de Bari salió en procesión encabezada por la cruz procesional y seguida por el obispo Mons. Marcelo Daniel Colombo y los sacerdotes de la diócesis que acompañaban a los Alféreces, custodios del santo moreno, dirigiéndose al encuentro con los fieles y las veneradas imágenes del Niño Y San Francisco Solano.
Exactamente a las 12, ya en la Plaza 25 de mayo y frente a la casa de gobierno donde esperaban las autoridades civiles, el gobernador de la rioja Sergio Casas y el intendente Alberto Paredes Urquiza, confluyeron ambas procesiones para producirse el tan anhelado encuentro de paz entre el santo moreno Nicolás de Bari, y el Niño Jesús, alcalde de la ciudad.
En la oportunidad, como cada año, el pueblo riojano, las autoridades de gobierno y el mismo San Nicolás se arrodillaron en tres oportunidades ante la imagen del Niño Jesús reconociéndolo primero como el verdadero Hijo de Dios. En la segunda genuflexión, el pueblo reconoce en la imagen del Niño Jesús como el Rey, dueño de la vida y de la muerte. En la tercera y última genuflexión, el pueblo reconoce en Jesús, al Hombre nacido en el portal de Belén y la Virgen María.
Al finalizar, el intendente entregó al custodio mayor de los Allis, en representación del Niño Jesús, la llave de la ciudad, para que sea él quién guíe los destinos de la ciudad por estos días. Por su parte, el gobernador, recibe un “bastón de mando” por parte del obispo, para que guíe los destinos de La Rioja con responsabilidad ante los ojos de Dios.
Seguidamente, ambas imágenes se dirigieron al interior del templo San Nicolás de Bari, donde quedarán exhibidas para ser veneradas por el pueblo.+ (Diego Castro, desde La Rioja)
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