"El Cura Brochero, de mi patria, el beato argentino que pronto será canonizado, se dejó trabajar el corazón por la misericordia de Dios", aseguró el pontífice.
"Su receptáculo terminó siendo su propio cuerpo leproso. Él, que soñaba con morir galopando, vadeando algún río de las sierras para ir a dar la unción a algún enfermo", describió y recordó: "Una de sus últimas frases fue 'no hay gloria cumplida en esta vida'".
El retiro jubilar con sacerdotes y seminaristas comenzó con el canto del Veni Creator Spiritus y concluirá mañana en la Plaza de San Pedro, donde el Santo Padre presidirá la misa por el 160º aniversario de la institución del día del Sagrado Corazón de Jesús, por el beato Pío IX.
En la primera meditación sobre la misericordia, Francisco afirmó que siempre tenemos necesidad de una nueva conversión, de más contemplación y de un amor renovado.
Tras asegurar que nada une más con Dios que un acto de misericordia, invitó a convertirse en sacerdotes “más misericordiados y más misericordiosos”.
Asimismo, los instó a una conversión institucional porque “si nuestras estructuras no se viven ni se utilizan para recibir mejor la misericordia de Dios y para ser más misericordiosos para con los demás, se pueden convertir en algo muy extraño y contraproducente”.
Francisco concluyó su primera meditación recordando algunos pasajes del Evangelio que muestran como la misericordia es siempre exagerada.+
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