"La Virgen nos dice: 'Haced lo que Él os diga'. Es su herencia", aseguró ante los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, y agregó: “La Iglesia es la familia de Jesús, sobre la que vierte su amor".
El pontífice planteó tres consecuencias pastorales de ese pasaje evangélico: "En Caná, los discípulos se convierten en la familia de Jesús", las palabras de María sobre Jesús: “Haced lo que Él os diga” y la alegría de las bodas, en las que no puede faltar el vino, porque "los novios pasarían vergüenza".
Antes de comenzar la catequesis, saludó a un grupo de parejas que celebran cincuenta años de matrimonio, y consideró que eso “sí que es el vino bueno de la familia. La suya es un testimonio que los nuevos esposos y los jóvenes deben aprender. Es un bello testimonio. Gracias por su testimonio”.
“Las bodas de Caná son mucho más que una simple narración del primer milagro de Jesús. Como en un cofre, Él cuida el secreto de su persona y el fin de su venida: el esperado Esposo da inicio a las bodas que se cumplen en el misterio pascual. En estas bodas Jesús liga a sí a sus discípulos con una alianza nueva y definitiva. En Caná los discípulos de Jesús se convierten en su familia y en Caná nace la fe de la Iglesia. ¡A estas bodas todos nosotros estamos invitados, porque el vino nuevo no faltará más!”, concluyó.+
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