La 23ª edición de la peregrinación juvenil fue organizada por la Pastoral de Jóvenes de la diócesis de Añatuya, que concentró a los jóvenes en la ciudad sede episcopal y los alentó a recorrer los 70 kilómetros que distaban hasta la pequeña localidad.
Cerca del mediodía, los peregrinos llegaron al ingreso del pueblo. La cruz original fue sacada en procesión para recibirlos, y todos juntos recorrieron las calles del pueblo hasta llegar frente al histórico templo.
La misa central de la peregrinación fue presidida por el administrador diocesano, presbítero Hernán González Cazón, y concelebrada por los sacerdotes peregrinos. Durante la Eucaristía, unas 30 personas de distintas edades recibieron la confirmación.
La cruz, símbolo misionero para América
La cruz testimonia la evangelización del continente y la creatividad y el esfuerzo de los primeros misioneros por inculturar el Evangelio en las culturas nativas. Debe su nombre a los matarás, una tribu que habitaba el sudeste de Santiago del Estero, por entonces capital del Tucumán. Se estima que la cruz fue tallada alrededor del año 1594.
El primer obispo de Añatuya, monseñor Jorge Gottau CSsR, entró en conversaciones con la mencionada familia para volver al culto de la añeja reliquia. La cruz estuvo entronizada en la catedral de Añatuya en espera de que se construyese un templo en Matará para albergar la cruz. La iniciativa se cumplió y el mismo prelado fue el encargado de trasladar el crucifijo a su terruño de origen.+
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