Un ejemplo fue el “iftar comunitario” que tuvo lugar, el pasado 12 de junio, en el centro sociocultural de la iglesia siro-ortodoxa de la ciudad de Bartella, a 15 kilómetros de Mosul.
Al encuentro, patrocinado también por la asociación italiana “Un Ponte Per”, asistieron representantes políticos y militares de la provincia de Mosul y del Nínive, junto con el clero de diferentes Iglesias y comunidades cristianas, incluidos los obispos siro-ortodoxos Mor Gregory Saliba Chamoun y Mor Timotheos Mousa al Shamani, y los líderes y fieles de las comunidades sunitas locales.
La llanura de Nínive, en Irak, ha sido durante mucho tiempo un lugar de convivencia pacífica entre comunidades cristianas y musulmanas y otras minorías étnico-religiosas. Un mosaico hecho añicos por las tensiones, la violencia y los conflictos, y finalmente destruido en 2014, cuando una buena parte de esa región cayó bajo el control de los yihadistas del autoproclamado Estado Islámico (Daesh).
La invasión produjo el desplazamiento de decenas de miles de personas. Incluso en Bartella, durante la ocupación del Daesh, las iglesias fueron profanadas y los signos que la devastación yihadista dejó a su paso siguen marcando profundamente el rostro de la ciudad que una vez albergara a una gran mayoría cristiana.
En la llanura del Nínive la asociación “Un ponte Per” puso en marcha un programa para favorecer la pacificación y la reconciliación entre comunidades locales apoyado también por la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ, Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit). +
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