La Cámara de Diputados de la Nación ha aprobado el proyecto de despenalización del aborto. Nos duele como argentinos esta decisión.
Pero el dolor por el olvido y la exclusión de los inocentes debe transformarse en fuerza y esperanza, para seguir luchando por la dignidad de toda vida humana.
Seguimos sosteniendo la necesidad que en el debate legislativo que continúa, pueda haber diálogo. La situación de las mujeres frente a un embarazo no esperado, la exposición a la pobreza, a la marginalidad social y la violencia de género, siguen sin tener respuesta. Simplemente se ha sumado otro trauma, el aborto. Seguimos llegando tarde.
Tenemos la oportunidad de buscar soluciones nuevas y creativas para que ninguna mujer tenga que acudir a un aborto. La Cámara de Senadores puede ser el lugar donde se elaboren proyectos alternativos que puedan responder a las situaciones conflictivas, reconociendo el valor de toda vida y el valor de la conciencia.
Es necesario un diálogo sereno y reflexivo para responder a estas situaciones. Vivir el debate como una batalla ideológica nos aleja de la vida de las personas concretas. Si sólo buscamos imponer la propia idea o interés y acallar otras voces, seguimos reproduciendo violencia en el tejido de nuestra sociedad.
Como Pastores, este último tiempo nos ha servido para reconocer debilidades en nuestra tarea pastoral: la educación sexual integral en nuestras instituciones educativas, el reconocimiento más pleno de la común dignidad de la mujer y el varón, y el acompañamiento a las mujeres que se ven expuestas al aborto o que han sido atravesadas por dicho trauma. Todas estas son llamadas de la realidad que nos convocan a una respuesta como Iglesia.
Queremos agradecer a todas las personas que, con auténtico respeto hacia el otro, han expresado sus ideas y convicciones aunque hayan sido distintas a las nuestras.
Valoramos la honestidad y valentía de todos aquellos que en distintos ambientes de la sociedad han sostenido que vale toda vida y, de un modo particular, a los legisladores que han expresado esta mirada.
Con humildad y coraje, nos proponemos seguir trabajando en el servicio y el cuidado de la vida.
Que María de Luján, que conoció la incertidumbre de un embarazo inesperado, interceda por el Pueblo argentino, especialmente por todas las mujeres que esperan un hijo, y por todos los niños y niñas que están en el vientre de su madre.+
Buenos Aires, 14 de junio de 2018
Comisión Ejecutiva
Comisión Episcopal de Laicos y Familia (CELAF)
Conferencia Episcopal Argentina
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