Las comunidades de Neuquén renovaron su misión en el Encuentro Diocesano
El tercer encuentro anual contó con la presencia del obispo diocesano, monseñor Fernando Martín Croxatto, quien junto al presbiterio diocesano y los demás participantes, trabajaron fraternalmente para evaluar el camino recorrido y preguntarse juntos qué nos pide Jesús como Iglesia diocesana ante nuestra realidad.
En un primer momento, los presentes fueron invitados a reunirse alrededor de la mesa, para reconocerse y saludarse como Iglesia que se encuentra, que se alegra, que viene caminando y se detiene un momento para encontrase, alimentar, animarse, escucharse y celebrar.
Luego se reunieron de a dos comunidades alejadas geográficamente entre sí, para evaluar el camino recorrido y contarse cómo han trabajo el testimonio, el anuncio, la misión, la catequesis, tal como se había propuesto en el encuentro anterior.
En un segundo momento, se retiraron para reflexionar y discernir sobre sus convicciones personales; esto es, saber cuáles son los pilares y los valores en los que se apoyan como persona. Luego trabajaron entre comunidades para pensar cuáles son las convicciones de cada comunidad, pastoral o movimiento.
Mons. Croxatto acompañó a los presentes en la iluminación explicando algunos puntos de los documentos del papa Francisco, como son Evangelii gaudium, Laudato sí’ y Gaudete et exsultate. A través de ellos, pudieron meditar cómo se iluminan sus propuestas a la luz de las convicciones del papa Francisco.
Tras de una puesta en común, los participantes concluyeron algunas respuestas para reconocer cómo seguir caminando juntos, insertados en sus propias realidades.
Sobre la base de esas respuestas, redactaron un manifiesto, en el que expresan el deseo de ser:
“Una Iglesia misionera, alegre, apasionada por Cristo, sin miedos, con audacia, inclusiva, que llegue a todos. Capaz de transformar todo para que la misión atraviese todas las actividades que se propongan. Saliendo juntos de nuestras comunidades, en forma sistemática y no ocasional, para celebrar la Buena Noticia. Y que favorezca la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad”.
“La Iglesia que es comunidad, que es familia. Jesucristo vivo, camina en medio nuestro y cada uno está llamado a participar activamente, siendo protagonistas en los procesos comunitarios para generar espacios de comunión y celebración de la fe y la vida, conscientes de ser parte de la gran Iglesia Diocesana. Que fortalezca los ministerios laicales, siendo anuncio y testimonio con respeto, diálogo y valoración, en medio de la diversidad cultural en la que vivimos. De rostro siempre misericordioso. Que favorezca la formación de agentes pastorales con un perfil de apertura, flexibilidad, amor y valentía. Animándose a vivir con coherencia el mensaje del Evangelio, salir al encuentro del hermano dejando actuar al Espíritu Santo para vivir la Palabra en plenitud ‘Jesús’. Siendo levadura en la masa”.
“Una Iglesia realista y confiada en el Espíritu, que obra antes y después de nosotros. Que sabe, tomar lo que el pueblo tiene y desde allí plantear la evangelización”.
“Una Iglesia de un único proyecto y una única motivación: modelar nuestras vidas y la de nuestras comunidades, al modo de Cristo, con la fuerza del Espíritu Santo, viviendo y actuando para gloria de Dios Padre”.+
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