Mons. Canecín: “El servicio es el termómetro del amor a Dios”
La ceremonia se realizó en la parroquia Sagrada de Familia del barrio Nueve de Julio, comunidad de origen de la carmelita, en presencia de sus familiares y amigos.
Luego de la proclamación del Evangelio, se realizó la profesión religiosa que fue recibida por la superiora viceprovincial, hermana Silvia Romero, quien llamo a Leila por su nombre, obteniendo la respuesta de la joven carmelita: “Aquí estoy Señor, Tú me has llamado”.
Durante su homilía, monseñor Canecín, expresó que “Leila fue ‘primereada’ y fue aprendiendo a corresponder hasta el día de hoy”. “El Señor la llamó por su nombre, escrito y grabado en la palma de su mano. Nombre que es conocido por el único Buen Pastor, nombre que al ser pronunciado permite reconocer a quien pronuncia”, le dijo.
La respuesta de la hermana Leila Colombo fue “fruto del discernimiento de quien reconoce la voz del Amado”; pero no se trató de “una respuesta que se improvisa”, sino que fue fruto de la “maduración y profundización en los años”. “Una respuesta que lleva la impronta de la Virgen María al Ángel, por su radicalidad, serena y alegre”, sostuvo.
Más adelante hizo referencia al Evangelio y recordó: “La fe, que es un don, regalo y tarea, nos permite creer y aceptar que ‘el cielo y la tierra pasarán’ pero las palabras del Señor, nunca pasarán”. Resaltó que la palabra refleja “una verdad teológica, una verdad antropológica y una consecuencia que se transforma en misión”.
El obispo de Goya animó a la religiosa a “servir”, porque el “servicio es el termómetro del amor del hombre a Dios”; y le aclaró que “si decae en el servicio y la entrega, no es porque la realidad sea más difícil e impermeable”, sino porque “decayó el amor primero”.
Al finalizar, le dijo: “Que la Virgen María, hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y esposa del Espíritu Santo, María la criatura que más valoro la iniciativa amorosa de Dios y la que mayor supo corresponderle, interceda por Leila y cada uno de nosotros”, concluyó monseñor Canecín.
Luego de la homilía, el obispo de Goya realizó el interrogatorio correspondiente, en el que la hermana Leila juró: “Servir a Dios como Carmelita Misionera, todos los días de mi vida”.
La joven carmelita realizó el juniorado los dos primeros años en Colombia, y luego regresó a la Argentina, donde recorrió distintas comunidades: Barreal de San Juan, Panambí de Misiones, y actualmente Río Cuarto de Córdoba.
Concelebraron la celebración el párroco de Sagrada Familia, presbítero Ariel Giménez, junto con el ex párroco, presbítero La Cruz Federico Jara, y el asesor diocesano de Pastoral Vocacional, presbítero Daniel Alarcón Sotelo.
Asimismo, acompañaron a la joven las hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, Martha Pelloni y Elbecia Pachado; y de las Hermanas Carmelitas Misioneras, María del Carmen Córdoba, Carolina Contreras, María Teresa Mamonte, Verónica Herrera, María José Cortes y Luisa Spessot; y la hermana Graciela Firpo, de las Auxiliares Parroquiales de Santa María.+
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