Con la bajada de la imagen de la Virgen, Catamarca comenzó a honrar a la Inmaculada Concepción
A su paso, la imagen de la Virgen del Valle fue saludada por las autoridades presentes, encabezadas por el intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, licenciado Raúl Jalil, y luego colocada en la urna festiva por el presbítero José Antonio Díaz, rector del santuario mariano.
Una gran cantidad de fieles se acercó a la catedral para participar del acto, y veneraron a la Madre con vivas, cantos y agitando pañuelos. En su homilía, el obispo expresó que “la novena de este año cobra un particular relieve puesto que con ella damos gracias por la culminación de la primera etapa de nuestra misión diocesana permanente y, a su vez, damos inicio a la segunda parte de la misma con un trienio de preparación por la celebración de los 400 años del hallazgo de esta sagrada imagen que veneramos con tanto cariño, devoción, piedad filial y entusiasmo en este suelo catamarqueño”.
El prelado hizo referencia también al recientemente concluido Año de la Misericordia, recordando que “la misericordia sigue siendo el camino ordinario del obrar cristiano. De modo que le vamos a pedir a la Madre de la Misericordia que nos asista cada día para que seamos misericordiosos como el buen Padre Dios, a ejemplo de su Hijo Jesucristo”.
Monseñor Urbanc pidió sinceridad para reconocer “el descompromiso, las supersticiones, la corrupción, la mezquindad, las críticas destructivas, la murmuración, los sincretismos, la mediocridad, el flagelo de las medias verdades, la traición, la apatía, la increencia, la comodidad, el materialismo, el relativismo, el sensualismo, la arrogancia, la mentira, el soborno, el desprecio por la oración, los sacramentos, la Palabra de Dios, la Misa, el santo Rosario”, por lo que destacó la decisión de dedicar el primer año de este trienio a la ‘Formación de los discípulos - misioneros’, que somos todos los bautizados.
Para finalizar, el prelado pidió a Dios y a la Virgen que esta novena dé sus frutos para que muchos crean más vivamente y se dispongan a trabajar con mayor generosidad a favor del Reinado de Dios en “familias, barrios, clubes, pueblos y ciudades”, e invitó a dirigir la mirada con filial atención a la imagen de la Inmaculada Concepción, colocando en sus tiernas manos los corazones heridos, desfallecientes y esperanzados.+
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