Oriunda de Colombia y pronta a cumplir los 93 años, la hermanita Mercedes de María Inmaculada Correa Bernal entregó su espíritu en las manos del Padre Misericordioso en la noche del 26 de noviembre. Al momento de su muerte sufría problemas de salud, agravados por una insuficiencia cardiorrespiratoria.
La hermanita Mercedes nació en Medellín, Colombia, el 1 de diciembre de 1923. Hizo sus primeros votos en el noviciado de Zipaquirá-Colombia el 9 de diciembre de 1945 y los votos perpetuos también en Zipaquirá, en 1951.
En su juventud la obediencia la envió a Estados Unidos, luego a la Argentina, donde prestó sus servicios en las tres casas: San Isidro, La Plata y Neuquén, donde se encontraba, por segunda vez, desde el año 1996.
Con 71 años de vida religiosa, era testimonio de entrega con amor y alegría al Señor y a los hermanos ancianos más pobres. Una entrega hecha en la sencillez, sin ningún protagonismo.
El obispo recordó que “la hermanita era muy querida por todas las personas que tuvieron contacto con ella, muy educada y delicada en su trato. En particular era un alma muy agradecida, tenía un gran amor a la Virgen y su Rosario todo el día en sus manos. Fiel a su carisma de servir a los últimos y de ser la expresión de la Misericordia de Jesús y de la ternura del Padre Dios para ellos, acompañada por sus obras de amor auténtico, hoy ha entrado para siempre en el misterio de Dios Amor. Desde allí seguirá orando por nosotros”.
Monseñor Bressanelli invitó a orar por ella y encomendó a su congregación, a sus pobres y a la Iglesia de Neuquén “que fue santificada por su presencia, su testimonio de vida consagrada y su caridad ejercida en el silencio y la rutina fatigosa del hogar de ancianos San José de Neuquén”.+
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