Mons. Zecca confía en que surgirán medidas contundentes contra el narcotráfico
“El propósito que me anima es que todos - miembros de los poderes públicos, entidades intermedias y ciudadanos en general – tomemos mayor conciencia de los desafíos que enfrentamos. De ellos somos todos, en mayor o menor medida, responsables”, advirtió en una entrevista con AICA.
“Espero que este diálogo conduzca a una auténtica cultura del encuentro que garantice la paz social y el hallazgo de la ruta a seguir para que gobierno y ciudadanía podamos prevenir y acompañar a quienes son víctimas de estas aberraciones y a sus familias y, de este modo poder ir construyendo, una sociedad más sana y que garantice una convivencia más profundamente humana”, subrayó.
Al ser consultado sobre qué visión puede aportar el conflicto generado por la muerte del presbítero Juan Viroche, quien apareció ahorcado en su parroquia de La Florida tras denunciar el avance del narcotráfico y ser amenazado, el prelado respondió: “La muerte del querido padre Juan, fue, para la Iglesia tucumana, un verdadero golpe que nos hirió a todos. Nos sacudió hondamente. Los fieles de la parroquia de Nuestra Señora del Valle de La Florida perdieron un padre y el clero de Tucumán un hermano”.
- Monseñor Zecca, este jueves la Iglesia de Tucumán organizó una mesa de diálogo…
-Ciertamente, es una convocatoria que hago como arzobispo, como pastor, y lo hago unido al presbiterio que presido. Se llevará a cabo este jueves 24 a las 15 en la Unsta (Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino) y trataremos temas fundamentales como narcotráfico, tráfico de personas, crimen organizado y herramientas para combatir la corrupción”.
-¿Quiénes fueron invitados a participar?
-Funcionarios judiciales, el Poder Ejecutivo provincial y nacional, legisladores, educadores e integrantes de la sociedad civil.
-¿Qué participación tendrán los sacerdotes en este encuentro?
-Durante la mañana, en el Seminario Mayor de Tucumán, realizaremos una reunión de trabajo con los sacerdotes de la arquidiócesis de Tucumán, de la diócesis de Concepción y de la prelatura de Cafayate junto con sus obispos, para tratar temas relacionados al narcotráfico, al tratamiento de quienes padecen esa adicción y todo lo que presenta amenaza a las familias.
¿Cuál es el objetivo de esta jornada?
-El propósito que me anima es que todos - miembros de los poderes públicos, entidades intermedias y ciudadanos en general – tomemos mayor conciencia de los desafíos que enfrentamos. De ellos somos todos, en mayor o menor medida, responsables.
Espero que este diálogo conduzca a una auténtica cultura del encuentro que garantice la paz social y el hallazgo de la ruta a seguir para que gobierno y ciudadanía podamos prevenir y acompañar a quienes son víctimas de estas aberraciones y a sus familias y, de este modo poder ir construyendo, una sociedad más sana y que garantice una convivencia más profundamente humana.
-¿Qué visión puede aportarnos del conflicto generado por la muerte del presbítero Juan Viroche?
- La muerte del querido padre Juan fue, para la Iglesia tucumana, un verdadero golpe que nos hirió a todos. Nos sacudió hondamente. Los fieles de la parroquia de Nuestra Señora del Valle de La Florida perdieron un padre y el clero de Tucumán un hermano.
Esta realidad, en sí misma dura de aceptar, suscitó, además, una serie de comentarios que impidieron que, quienes verdaderamente queremos al padre Juan, pudiéramos llorarlo en paz.
Sin embargo, el buen Dios que sabe sacar, en su omnipotencia bien del propio mal, nos permitió crecer en unidad en el presbiterio, entre los presbíteros y con el obispo.
Lentamente vamos recuperando la normalidad y los fieles de La Florida se han sentido acompañados por los sacerdotes. Como pastor, pido a todos que nos mantengamos unidos y confiados en que Nuestro Señor Jesucristo está caminando con nosotros, y quiere, con nosotros, construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria.
¿La Iglesia convoca a este diálogo ¿por qué lo hace?
-Advierto que esta no es tarea de la Iglesia sino del Estado en todos sus estamentos. La Iglesia llama la atención sobre un drama presente a diario y quiere despertar la conciencia adormecida de muchos. Pero es indispensable que sean los poderes del Estado quienes den continuidad a este diálogo y encuentren los caminos para encauzarlo eficazmente.
Las invitaciones las he hecho yo, personalmente como arzobispo, y es de desear que los funcionarios y entidades que han sido convocados tengan como actitud y objetivo el tratamiento serio, competente y responsable de temas de una especial envergadura.
¿Qué papel juega la educación?
-El punto fundamental es la educación que debe ser humanización. Educar no es transmitir conocimientos sino humanizar. Hacer de hombres y mujeres seres responsables, maduros, buenos ciudadanos. El objetivo es que éste sea el inicio de un camino que conduzca a una efectiva toma de conciencia y a la aplicación de medidas conducentes a la resolución de estos graves temas que afectan a Tucumán y al país.+
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