Con él concelebraron el párroco de San Andrés Apóstol, presbítero Fernando Miguel Mendoza, y el vicario parroquial, presbítero Tomás de la Riva. Asistieron autoridades, donantes y gran cantidad de fieles del barrio y de la comunidad parroquial. La misa fue a las 15, horario de la misericordia.
Durante la homilía el obispo destacó que, “al término del Año de la Misericordia inauguramos este templo, pequeño y hermoso, que tiene un sentido memorial de este año transcurrido. Lo hemos construido en este rincón de la diócesis, en un barrio humilde de esta ciudad de Miramar, en jurisdicción de la parroquia San Andrés. Lo dedicamos a honrar por siempre la misericordia divina bajo la difundida advocación de Jesús Misericordioso”.
Y luego agregó: “Damos gracias a Dios y a todas las personas que con su generosidad lo han hecho posible. Agradezco al párroco, padre Fernando Mendoza, por esta valiosa iniciativa. Esta capilla hablará por sí sola de la divina misericordia que se ofrece a todo hombre. Está edificada en este barrio Aeroparque, lugar de gente sencilla y trabajadora, porque somos conscientes de que los pobres y sencillos son los primeros que tienen derecho a recibir la Buena Noticia de la misericordia de Dios, reflejada en el rostro de Jesús”.
“Pero al acordarnos de ellos nos vienen a la mente las palabras luminosas de Santa Teresa de Calcuta: ‘La primera pobreza de los pueblos es no conocer a Cristo’. Será éste, por tanto, un centro de irradiación misionera, desde donde pastores y laicos saldrán a ofrecer a todos la Vida que nos ofrece Jesucristo. De este modo, añadimos esta obra al gesto del sostenimiento material del Hogar Nazaret en la ciudad de Mar del Plata, dedicado a cuidar a los hermanos en situación de calle, porque como testimonio de misericordia esta capilla es igualmente necesaria. Éste ha sido también un deseo del Santo Padre Francisco: que la conciencia de la misericordia adquiriese forma visible en huellas o monumentos de misericordia”, detalló monseñor Marino.
Finalmente, habló sobre la importancia de los templos materiales pero sobre todo de ser, los cristianos, templos de Dios. “Cuando vemos que en la sociedad, que creíamos profundamente marcada por la fe cristiana y católica, se difunde tanto la droga que destruye a nuestra juventud; cuando comprobamos la situación crítica en que se encuentran los pilares básicos del matrimonio y la familia; cuando las estadísticas nos muestran con la fría objetividad de los números el desamparo de muchos niños, el aumento de los pobres, el deterioro de la convivencia social… entonces los cristianos debemos pensar que ésta es la hora de un renovado compromiso de sembrar el Evangelio de la verdad que nos hace libres y de anunciar la misericordia divina que nos llama a la fe, crea fraternidad y nos salva”. Y concluyó animando a la comunidad a ser testigos de la misericordia, comprometidos con la fe en el anuncio del evangelio.
Durante el rito de la consagración del templo se colocaron en el altar reliquias de San Juan Pablo II y de Santa Faustina Kovalska, impulsor y vidente, respectivamente, de la Divina Misericordia; también fueron colocadas reliquias de San José Gabriel del Rosario Brochero. En el templo se encuentra la imagen de Jesús Misericordioso, una talla de la Virgen de Loreto con el Niño Jesús, cuyas coronas fueron realizas por el orfebre madariaguense Agustín Gómez Cicalesi, y una imagen (copia) del Cura Brochero realizada por el artista Ricardo Celm. Al finalizar la Eucaristía se bendijo el salón comunitario –subterráneo- y se compartió un ágape fraterno.
El presbítero Fernando Mendoza habló sobre la iniciativa y el desarrollo de esta capilla. “Es una comunidad -dijo- que surgió como fruto de sucesivas misiones que se realizaron en el barrio y que comenzaron a dar un dinamismo en la fe de los vecinos, con un trabajo constante y permanente de catequistas, misioneros y del grupo Grávida”.
“La providencia fue acompañando en la construcción del templo; la municipalidad donó tres terrenos que fueron bendecidos el Domingo de la Misericordia del año 2011. Posteriormente la empresa constructora Coarzur colaboró en gran parte de la construcción y toda la comunidad de San Andrés, a través de distintos emprendimientos, hicieron posible que la parroquia tenga una nueva capilla donde celebrar la fe, catequizar y reunir a los fieles para distintas actividades en el salón comunitario. Deseamos que desde esta nueva capilla nuestro Señor derrame abundantes gracias para todo el barrio Aeroparque y para toda la comunidad de San Andrés Apóstol”.+
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