“Una vez, el padre Zilli, estando en Ozatlán, en el Salvador, cayó de sorpresa el señor obispo e hizo una misa en la plaza del pueblo y declaró que el padre José ‘era un verdadero hombre de la Iglesia’. Ese obispo, era, nada más ni nada menos que San Óscar Arnulfo Romero”, destacó el profesor Julio César Montenegro Córdoba, notario adjunto de la causa de beatificación del religioso.
Montenegro Córdoba consideró que la vida del padre Zilli “fue casi tan igual como los primeros discípulos de San Francisco de Asís, era como un nuevo beato Gil de Asís, un nuevo beato Bernardo de Quintavalle o un Fray León moderno”.
“En él se conjugaba esa paz imperturbable, la mansedumbre de los corderitos, la sabiduría de un erudito, la sencillez de las alondras, el trabajo misionero con la sed de ganar almas para Dios, la pobreza auténtica de San Francisco y la humildad de Jesús, pobre y crucificado”, subrayó.
“Su vida, fue todo para Dios y para la salvación de las almas. Su largo camino misionero, lo llevó a cabo en la Calabria, en Santiago del Estero, Río Negro, en la República de El Salvador, Chubut y en los pueblos del sur de Santa Fe y en los pueblitos cercanos de Buenos Aires”, agregó.
El notario aseguró que el trabajo del padre Zilli fue “arduo, desde catequizar, visitar las familias, rezar, predicar, pintar imágenes religiosas, construir iglesias, ayudar a todos los que estaban necesitados del amor de Dios”.
“Los últimos años de su vida estuvieron marcados por los sufrimientos, pero siempre conservando la paz de Dios y su última obra fue restaurar una capilla abandonada en el cementerio de Aarón Castellanos”, señaló.
Montenegro Córdoba recordó que ese templo el padre Zilli, con sus 83 años, lo “reconstruyó con sus propias manos, picando, revocando, pintando paredes y diciendo a quien quisiera oírlo: ‘trabajo por la gloria de Dios y el amor al prójimo’. Cuando le preguntaban ¿por qué trabaja tanto, padre?, solía contestar que ‘llegaría el momento en que Dios le iba a preguntar: ¿qué hiciste con tu tiempo, José?’”.
Los restos del padre Zilli se encuentran en la pequeña capilla de la beata Madre Tránsito Cabanillas, que él restauró y a la que llamaba "Mi porciúncula", en la localidad de Aarón Castellanos.
“Su alma llena de todos sus sueños de paz y de luz divina, seguirá vigilando e intercediendo por nosotros los pobres que lloramos en este valle de lágrimas”, concluyó.
Más información en Facebook: http://www.facebook.com/Siervo-de-Dios-Padre-Jos%C3%A9-Zilli-OFM-1447586528831734/.+
Publicar un comentario