Mons. Torres: "Hay que vencer el mal con la fuerza del bien"
En su homilía, el prelado se refirió al Evangelio en el que Jesús aconseja: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman”.
En ese sentido, señaló que Jesús comienza “en este clima de familia, en este clima de cariño, de misericordia” con esas cuatro actitudes.
“Después de estas cuatro actitudes, Jesús en el Evangelio las amplía, las aplica: al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegue es la túnica; dale al que te pida y tomes de lo suyo, no se lo reclames; y como última ampliación- aplicación, esta regla de oro que recién repetía: Hagan a lso demás lo que quieran que los hombres hagan por ustedes”, recordó monseñor Torres.
“Qué distinta sería la vida si para ser felices aplicáramos estas cuatro actitudes, las aplicáramos a cada momento de nuestra vida”, consideró el obispo, y recordando al beato Carlos de Fucault, citó la frase: “Qué haría Jesús en mi lugar”.
El prelado planteó: “¿Y por qué tengo que hacer esto? ¿Cuáles son las motivaciones?”. En respuesta, recordó las palabras de Jesús, que “comienza diciendo: Estamos llamados a algo más grande. Si ustedes aman los que los aman, ¿Qué mérito tienen? Si hacen el bien a los que se los hacen, ¿Qué mérito tienen? Esto hacen también los pecadores. Si prestan a aquellos de quienes esperan recibir algo a cambio, ¿Qué mérito tienen? Hagan el bien, amen a los enemigos, y presten porque serán hijos del Altísimo”.
“La motivación para amar y amar incluso al enemigo es porque Dios ama a los desagradecidos y a los malos, dirá San Mateo: ‘Hace salir el sol y llover sobre todos’. La motivación de nuestro amor no es que el otro es bueno, sino que Dios ha sido bueno conmigo, que dios es bueno con todos”, sostuvo.
El obispo se detuvo luego en la frase: “Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso”. Al respecto, consideró: “En esto algo maravilloso, y ser misericordioso es ‘no juzguen, no condenen, perdonen’. El perdón es sólo una partecita de la misericordia. ‘Den’”, añadió. “De hecho la palabra perdonar es dar más de lo que se merece”, añadió.
“Esta enseñanza de cariño de Jesús en realidad es autobiográfica: El papa Pablo Vi, y también lo repitió San Juan Pablo II, solían decir que en realidad las bienaventuranzas son autobiográficas, dibujan el rostro de Jesús”, recordó monseñor Torres.
“Esta catequesis de Jesús de hoy, sobre la vida práctica, sobre el núcleo esencial del Evangelio, la misericordia; esta catequesis aplicada de Jesús, es autobiográfica. Jesús amó a los enemigos; Jesús revela el rostro misericordioso del Padre”, afirmó.
Este Evangelio, señaló el prelado, “nos habla de Jesús y nos invita a un estilo de vida”, porque Jesús “rompe la lógica de un amor mezquino, de un amor calculador, y nos pide una lógica de un amor espiritual, un amor fundado en el amor misericordioso de Dios. Por eso estamos invitados a experimentar la misericordia”.
Finalmente, invitó a hacer “lo que te gustaría que hagan por ti”, a “romper el círculo del resentimiento, del rencor, de la violencia, de las grietas, que son más viejas de nuestra historia”.
“Hoy hay que vencer el mal con la fuerza del bien, hay que tender puentes y no muros, hay que mirar al hermano y rezar por él. Recen por los que hablan mal de ustedes, no dejar entrar en el corazón una actitud confrontativa, que no construye”, añadió.
“Pidamos en este año que va a haber tantas confrontaciones, que nunca pensemos que el otro que piensa distinto es un enemigo. Puede ser un adversario político, puede tener proyectos distintos, pero somos hermanos, somos todos hijos de un Padre misericordioso, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y en el amor de Dios fundemos un estilo de amor que llegue a la práctica”, concluyó.+
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