Cumbre antiabusos: El Papa y los obispos confiesan sus faltas en una liturgia penitencial
“La parábola del Padre misericordioso nos muestra que Dios ofrece el perdón y la esperanza. El hijo que abandonó al Padre, sin embargo, no puede permanecer alejado, sino que debe reconocer su culpa, arrepentirse y regresar al Padre, expresó el pontífice.
“Durante tres días -continuó el Santo Padre- hemos hablado entre nosotros y escuchamos las voces de las víctimas sobrevivientes de los crímenes, que jóvenes y niños han sufrido en nuestra Iglesia”. “Nos hemos preguntado cómo actuar con responsabilidad y qué pasos debemos dar ahora”.
El Papa señaló seguidamente que “para poder afrontar el futuro con ánimo renovado debemos decir como el hijo pródigo: ‘Padre he pecado’”.
Examen de conciencia
Francisco indicó que “debemos examinar que acciones concretas se necesitan para las iglesias particulares, para los miembros de nuestras conferencias episcopales para nosotros mismos” y añadió: “Esto requiere que miremos con honestidad la situación en nuestros propios países y en nuestras propias acciones”.
A continuación, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Ricardo Blázquez, fue el encargado de leer las preguntas para el examen de conciencia:
“¿Qué abusos contra los niños y los jóvenes se cometieron por parte del clero y por otros en la Iglesia de mi país?, ¿Qué sé sobre las personas de mi diócesis que han sido abusadas y violadas por sacerdotes, diáconos y religiosos?, ¿Cómo ha tratado la Iglesia en mi país a los que sufrieron violencia de poder, de conciencia y sexual? ¿Qué obstáculos pusimos en su camino? ¿Los escuchamos? ¿Intentamos ayudarlos? ¿Buscamos justicia para ellos?”.
Confesión de faltas
Una de las partes centrales de la liturgia fue la confesión de faltas, reconociendo la culpa de los miembros de la Iglesia en los abusos y se pidió perdón a los abusados.
“Confesamos que obispos, sacerdotes, diáconos y religiosos en la Iglesia hemos ocasionado violencia a niños y jóvenes, y que no hemos protegido a quienes más necesitaban de nuestra ayuda”.
También se confesó haber “protegido a los culpables y silenciamos a los que sufrieron el mal”.
“Confesamos que no hemos reconocido el sufrimiento de muchas víctimas, ni ofrecimos la ayuda cuando la necesitaban”.
El otro elemento de esta celebración penitencias fue el testimonio de una víctima, quien expresó a los presentes sus luchas y su determinación de enfrentarlas día a día: “Yo puedo. Debo estar aquí, si me rindiera ahora o me detuviese dejaría que esta injusticia interfiriera en mi vida”.
La celebración penitencial cierra el tercer día del Encuentro para la protección de menores que se desarrolla en la ciudad del Vaticano. Obispos representantes de todas las Conferencias Episcopales de todo el mundo participan en este cónclave que tiene como objetivo poner fin a los abusos contra menores de parte de sacerdotes y religiosos. +
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