La misa estuvo presidida por el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, y concelebrada por monseñor Damián Bitar, obispo de Oberá, monseñor Marcelo Martorell, obispo de Puerto Iguazú, y monseñor Daniel Kozlinski Netto, obispo eparca de los ucranianos.
Participaron de la celebración distintos sacerdotes, párrocos, directores espirituales, amigos cercanos y familiares de los seminaristas, profesores y formadores.
Durante la homilía, monseñor Martínez agradeció el ‘sí’ de muchos jóvenes, pero de manera especial de los ocho jóvenes que ingresan al seminario, y destacó que para poder realizar su formación, deben tener una vida de oración, de silencio, en comunidad, primero hacia adentro y después para afuera para poder así conocer más el amor de Dios que es infinito. Además, reconoció que es importante amar, y recordó que decirle que sí al Señor es decirle que sí al amor para siempre.
“Tenemos un seminario muy variado, con jóvenes que vienen de distintas comunidades, de toda la provincia. Con muchas realidades diferentes, de distintas comunidades, ellos saben lo que necesitan en los distintos lugares”, señaló el prelado.
En referencia al Evangelio, llamó a preguntarse “si somos extremos en el amor”. En ese sentido, expresó: “Tenemos que creer que el amor es una clave de respuesta a nuestro tiempo. En medio de la violencia y el odio la respuesta siempre será la caridad. La caridad se siente de manera plena en la Eucaristía y en la última cena. Cada misa es una manera anticipada de vivir el amor. Nosotros los sacerdotes tenemos que vivir desde la Eucaristía cotidiana la caridad plena. Dios es amor en la caridad, la pedagogía de amar al otro por lo que el otro es. Todas las personas son sujetos dignos de respeto y requieren de la caridad”, afirmó.
“En el Seminario podemos ver y tener distintos aspectos: Caridad, espiritualidad, y la comunidad. Los seminaristas están llamados al amor pastoral a ser servidores de la Eucaristía y esto se experimenta en el perdón y en la caridad. Hay que saber que el amor que no es misericordioso es inmaduro. En el seminario se requiere la pedagogía de la integridad y la interioridad. No es posible vivir el amor si no hay interioridad. El que no tiene capacidad de oración y silencio no tiene capacidad de amor y no puede hacer análisis del corazón humano”, aseguró.
Fue una ceremonia eucarística muy emotiva, en la que las familias de los seminaristas hicieron la entrega de sus hijos al servicio de la comunidad guiados por el amor de Dios, así lo señaló el obispo. El rector del seminario, presbítero licenciado Sebastián Escalante, fue el encargado de presentar a los nuevos ocho seminaristas, y dijo: “Es importante que los conozcan, así cuando recen por ellos en sus casas recuerdan sus caritas”.
El obispo de Posadas agradeció a párrocos, directores espirituales, y gente muy cercana al seminario y la presencia del pueblo de Dios “que siempre están tan cerca del seminario y que nos acompañan de diferentes maneras, pero especialmente con la oración”. +
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